A pesar del reforzamiento de la seguridad militar en la frontera terrestre, aérea y marítima, Dajabón estuvo en calma, lo que permitió el mercado binacional normal con cientos de compradores de ambos países. No así Pedernales, donde la vigilancia fue reforzada y cerrada la frontera para evitar disturbios.

La situación la generó el alcalde de Anse-au-Pitre, Henrry Bruno, que busca que las autoridades dominicanas les permitan un día de mercado en su lado, para comenzar los días de cobro de mercado. La gobernadora Miriam Brea, los coroneles del Ejército Hidalgo y Aquino, Aduanas y Migración trataban sin éxito de controlar la situación.



De acuerdo a SOLANLLY SOTO en el periódico Hoy, en Dajabón, además de abastecerse de alimentos y otros artículos, los haitianos de forma masiva compraban combustibles. No saben hasta cuándo permanecerá cerrado el tránsito fronterizo, como han anunciado las autoridades dominicanas.

El alcalde, Santiago Riverón, ha manifestado preocupación por el tema de los combustibles, ya que la falta de control en las estaciones de expendio provoca caos que impide a los propios dominicanos comprar el licuado de petróleo.



Riverón solicitó que ese sector sea regulado para evitar que los dominicanos hagan largas filas, e indicó que la escasez no es en este país sino en Haití.

Pero la tensión sobre si será o no intervenido el vecino país también ha creado cierta incertidumbre entre los dominicanos y haitianos en esta región, pues ignoran el destino que vendrá para los próximos días, que provocaría quiebra a los comerciantes fronterizos.

Se estima que un 90 por ciento de los residentes de este municipio depende del mercado con Haití, por lo que un cierre de frontera causaría una catástrofe económica.
Arrestan 300 ilegales
Ayer, 360 haitianos ilegales fueron detenidos en intento de ingresar a esta parte. Fueron en puestos de chequeos. Eran 302 hombres y 58 mujeres.

Rescate
Pequeña volvió a casa sana y salva

Militares rescataron a una niña de ocho años en medio de una fuerte tensión luego de que pasara al pueblo de Anse-au-Pitre a vender dulces.

Con su cubeta en manos pasó al poblado haitiano cuando haitianos y dominicanos vivían momentos de tensión al extremo de colocar guardabosques y policías para evitar participación en el mercado binacional. El cordón fronterizo fue reforzado.