A finales de los años 90, la vida política mundial estuvo marcada por el escarceo extramatrimonial de Bill Clinton, por entonces presidente de los Estados Unidos, y Monica Lewinsky, una joven que hacía pasantía en el Gobierno.

El escándalo casi le cuesta el cargo y el matrimonio, pero el mandatario consiguió reconducirlo a su favor. Tras acabar sus años en el poder y reconciliarse con su mujer, Hillary, él se ha dedicado a dar conferencias por medio mundo pero… ¿qué fue de su amante?



El medio español “divinity.es” trajo de vuelta a esta figura polémica, que puso a temblar el matrimonio presidencial.

Según el medio, la exposición mediática de su romance secreto con el presidente de la primera potencia mundial le pasó a Monica un precio muy alto: no es fácil ser una joven de 20 años que se convierte en tendencia mundial por haber practicado sexo oral con su jefe que, para colmo, era el presidente de los Estados Unidos.



Aunque no había el boom de redes sociales, no evitó que fuera un tema de portada. En solo un año se registraron hasta 70 canciones de rap mofándose de su historia. Era la “feladora gubernamental”, un título nada honroso que hoy nadie se atrevería a utilizar. “Fui la paciente cero en perder la reputación a escala global, de forma casi instantánea”, declararía años más tarde.

Tras el escándalo, Lewinsky intentó rentabilizar la situación convirtiéndose en imagen de productos adelgazantes y aprovechó el tirón mediático para conceder exclusivas millonarias. Estaba en todos los medios y era el reclamo de moda: escribió un libro con su testimonio, comercializó una línea de bolsos y presentó un reality show del estilo de ‘La Isla de las Tentaciones’. Parecía que había conseguido reconducir la situación a su favor pero en el año 2005 su mente no pudo más y tras varios intentos de suicidio se retiró de la vida pública.

Tierra de por medio

Lewinsky puso tierra de por medio y se marchó a Londres, donde se matriculó en Psicología y Economía. En la capital británica se dedicó a estudiar y descubrió que le encantaba coser, actividad que se convirtió en una terapia para ella.

Una vez licenciada intentó dedicarse a actividades humanitarias pero “su pasado” hacía que se le cerrasen todas las puertas, por lo que decidió utilizar su historia en positivo: comenzó a dar conferencias sobre el acoso que padeció. Sus charlas resultaron inspiradoras y motivantes para cada vez más personas y en el año 2014 la revista Vanity Fair la fichó como colaboradora para tratar este tipo de temas.

Este año se ha convertido, además, en productora de televisión y estrenará próximamente un programa documental sobre historias semejantes a la suya que se titulará ‘15 Minutes of Shame’ (’15 minutos para la vergüenza’).

“Estoy interesada en contar historias que entretengan, que inviten a la reflexión y que despierten emociones, que empujen a hablar y a explorar la condición humana desde una perspectiva diferente. Al haber visto cómo mi historia ha sido manipulada durante años, me interesan esas voces y esas perspectivas que no hemos podido ver o escuchar”, ha declarado.

Un cuarto de siglo después de la tormenta, Monica ha logrado sacar partido de sus errores, reconducir su vida y reconciliarse con su pasado. Hasta tal punto que incluso bromea con él en la biografía de su perfil de Twitter: “Productora, activista contra el acoso, conferenciante, colaboradora de Vanity Fair, musa de la canción de rap, exmodelo de boina y costurera”, dice de sí misma.