Los Tigres del Licey están metidos en un lío tremendo, al trascender que en su interior el equipo no es tan glorioso y agradable como se percibe en el terreno de juego y que deja el pellejo en cada partido.
Según ESPN Digital, exempleados del equipo azul aseguran que sufrieron maltrato laboral, humillaciones y hasta acoso sexual. Las denuncias incluyen, además, desorganización, incumplimiento en el pago y otras presuntas inconductas.
Un reportaje publicado en ese medio señala que supuestamente hubo casos de clasismo, abuso de poder, clasismo y racismo. Los extrabajadores guardan el temor de que pudieran sufrir represalias, por lo que permanecen en el anonimato.
Afirman que los directivos del club usurpan las funciones del personal contratado y que todo el mundo opina de todo, mientras se ignora a los técnicos y personal medio y bajo.
Si alguien osaba hacer una crítica o expresar su desacuerdo con una decisión, sencillamente lo botaban, acusados de ser malcriados y respondones. Lo que imperaba era como un clima arbitrario.
“Mi salida se debió a encontronazos con los superiores por tomas de decisiones en la implementación de mejoras en las transmisiones. Recuerdo que duré un año trabajando sin cobrar para no dejar el proyecto huérfano”, dijo uno de los consultados por el medio citado.
“Yo hacia los viajes al interior para cubrir los juegos hasta la Serie Final; me tocaba hacer los viajes y estaban supuestos a darnos una dieta, de cinco viajes solo recibí la dieta un día”, añadió otro.
De acuerdo a los testimonios recogidos, el Licey está atravesado por problemas económicos, malos tratos, falta de gerencia empresarial, y tiene otros problemas. “En fin, un ambiente laboral muy tenso y desagradable”.
El trabajo fuera de las oficinas tampoco era mejor que el de adentro: la situación seguía siendo tirante y desastrosa.
El cronista deportivo Carlos José Lugo fue despedido a pocas semanas de iniciar el campeonato, y su sustituto, Audo Vicente, ha logrado mejorar y remontar en la tabla de posiciones.
Sin embargo, hay denuncias muy graves como la que apunta a un alegado acoso sexual contra uno de los mismos exempleados. Esta denuncia envolvería a personas “de alto nivel directivo que actualmente tienen labores de coordinación en el organigrama del club”.
“Todavía esta es la hora, que realmente no se me ha informado la razón por la que se me despidió, ni se me dio motivo sobre por qué lo hicieron. Realmente, no sé qué hice mal en la organización, de qué se dieron cuenta más de una década después, qué era lo que (yo) hacia mal…”, manifiesta un exempleado.
Hay más: graves imputaciones de clasismo y discriminación racial. En efecto, se dice que algunos hasta menospreciaban a los empleados por su color de piel o nivel social.
Para referirse a uno de esos trabajadores, uno de los directivos se refería a él como “mono” y “gorila”. Esta situación, según testimonios, se daba con cierta frecuencia durante la gerencia de Manny Acta.
“Hubo un momento en el que Manny Acta se sentía incómodo, porque de operaciones de béisbol, la mayoría de amigos suyos son negros. Manny es de Consuelo y todos sus amigos son morenos. Hubo un año que sacaron su oficina; la pusieron afuera para que no tuviera que ver nada con la directiva, porque decían que usaba demasiados negros, imagínate tú, racismo…”, expresó el informante anónimo.
Algunos servidores solo trabajaban por una temporada, al final de la cual eran despedidos, sin explicación alguna.
En los últimos 13 años, el Licey ha tenido 15 dirigentes y 7 gerentes generales.
Los directivos del conjunto azul no se han referido al tema.-