Corea del Norte comenzó 2022 con un número de pruebas de misiles sin precedentes desde hace años, una exhibición de fuerza tributaria  más de la política interna que de una estrategia diplomática, según los expertos.

Tras una década en el poder, el dirigente Kim Jong Un tiene poco motivos para la satisfacción. Las sanciones internacionales han puesto de rodillas a su economía, el cierre de fronteras por la pandemia del covid-19 ha provocado penurias alimentarias y las conversaciones del régimen con Estados Unidos están en punto muerto.



Estos diferentes factores podrían explicar por qué Corea del Norte llevó a cabo cinco ensayos de armamento en las tres últimas semanas, una espectacular demostración de los logros militares de este país, dotado con el arma nuclear, antes de la celebración de importantes aniversarios nacionales.

«Los misiles y las armas de guerra son probablemente los únicos éxitos de los que se puede vanagloriar Kim Jong» opina Ahn Chan-il, un tránsfuga convertido en investigador.



«Por ahora no tiene mucho más que ofrecer al pueblo norcoreano», asegura

– «Grandeza» adecuada –

 

Pero el país se prepara para celebrar en febrero el 80º aniversario del nacimiento del padre de Kim, el difunto dirigente Kim Jong Il, y luego el 110º aniversario de Kim Il Sung, dirigente fundador del país, en abril.

En el sistema dinástico norcoreano, es políticamente crucial revestir estos aniversarios de la «grandeza» adecuada, explica Cheong Seong-chang, del Centro de estudios norcoreanos del Instituto Sejong.

Así, se organizan en estas fechas desfiles militares para mostrar las nuevas armas, en una exhibición de su capacidad militar agregada a las festividades generales.

 Pyongyang no ha efectuado ensayos balísticos intercontinerntales o de armas nucleares desde 2017, cuando el país iniciaba una serie de reuniones diplomáticas de alto nivel, en particular con el entonces presidente estadounidense, Donald Trump. 

Pero la semana pasada, el régimen declaró que contemplaba reanudar estas actividades temporalmente suspendidas, en respuesta a nuevas sanciones de Estados Unidos tras los primeros ensayos a principios de año.  

La última vez que Corea del Norte hizo tantos ensayos en un mes fue en 2019, tras el fracaso de las negociaciones muy mediáticas entre Pyongyang y Estados Unidos 

Mientras algunos informes hablan de una fuerte subida de los precios de los alimentos y de un agravamiento del hambre en Corea del Norte, el régimen de  Pyongyang reactivó a principios de mes el comercio transfronterizo con China.

Y la reciente decisión de Pyongyang de aceptar ayuda china –por primera vez desde el inicio de la pandemia– podría haber motivado la reciente demostración de fuerza militar «para evitar parecer débil», estima Leif-Eric Easley, profesor de la universidad Ewha de Seúl.

– Negociaciones lejanas –

 

Es poco probable que la reciente serie de lanzamientos pretenda incitar a la administración del presidente de Estados Unidos Joe Biden a iniciar negociaciones, asegura.

Corea del Norte «no parece interesado en negociaciones», dice.

El coste diplomático de los recientes lanzamientos es mínimo, gracias al apoyo de China, que considera a Corea del Norte como un «tampón» útil en una región de numerosos aliados de Estados Unidos, como Japón y Corea del Sur, afirma Yang Moo-jin, profesor en la universidad de estudios norcoreanos.

China bloqueará  cualquier intento de imponer nuevas sanciones a Corea del Norte por los ensayos de misiles de corto alcance, pero si el régimen lleva a cabo su amenaza de reanudar sus ensayos nucleares o sus lanzamientos de largo alcance, será «casi imposible» para Pekín ayudar al régimen norcoreano, según el experto.

Washington por su lado se muestra dispuesto a negociar. La administración Biden ha sido «muy clara» al afirmar que no tiene «intenciones hostiles», según declaró el martes el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.

Pero la probabilidad de un progreso real en el ámbito diplomático es frágil o nula, según Jenny Town, encargada de investigación en el Stimson Center, en Washington.

«Estados Unidos ha dejado pasar las ocasiones para intentar traer de nuevo a los norcoreanos a la mesa de negociaciones», declara esta investigadora.