El concepto de coche haiga tiene su origen en la posguerra de la contienda civil española, con un uso que se generalizó de tal manera que la Real Academia Española lo incluyó en su Diccionario de la lengua. Se trata de un nombre masculino de uso coloquial y poco frecuente en España, que se refiere a un “automóvil muy grande y ostentoso, normalmente de origen norteamericano”.
El término fue más utilizado en la segunda mitad del siglo pasado que en la actualidad, ya que se correspondía con un tipo de automóvil que se hizo popular en aquellos tiempos. Fue entre los años 50 y 60 cuando empezaron a llegar a España algunos coches importados desde el otro lado del Atlántico, muchos de ellos acompañados por propietarios que regresaban a su país tras el exilio por la Guerra Civil.
El perfil de esta emergente clase social enriquecida en América, conocidos como indianos, se correspondía a menudo con persona con una formación escasa que habían triunfado en los negocios con constancia y esfuerzo. Una vez conseguido ese éxito, su actitud solía pasar por el exhibicionismo de tal condición, incluyendo en esa ostentación conducir un vehículo que hiciera justicia, al menos aparentemente, a su posicionamiento.
Con tal planteamiento compraban y trasladaban hasta España los coches norteamericanos más caros, grandes y lujosos. Marcas como Chevrolet, Buick, Chrysler o Cadillac acaparaban la atención de los nuevos ricos, que de paso se convirtieron en el objetivo de la ironía o mofa de sus compatriotas. Quizá con cierta vergüenza ajena, quizá con algo de envidia malsana…
Coche haiga: origen
Así fue como se empezó a extender la burla de que estos emigrantes repatriados buscaban en los concesionarios “el c más grande que haiga”, refiriéndose con ello a una errónea conjugación del verbo haber propia de alguien poco versado en su propia lengua.
También lo más caro o lujoso que hubiera disponible adquirió el sobrenombre de haiga, hasta al punto de que la RAE admitiera esa denominación coloquial para automóviles de unas determinadas características.
La ironía fue muy utilizada durante décadas, convirtiéndose en una forma rápida y sencilla para definir a las enormes berlinas estadounidenses, tan diferentes de los coches nacionales, e incluso europeos, que por aquellos años circulaban en España.
Sin embargo, con el paso del tiempo los haigas dejaron de ser modelos sorprendentes y, sobre todo, el avance cultural del país alejó errores de este estilo en una población más culta, preparada y educada.