Desde hace siglos, el ajo se ha utilizado con fines medicinales. Actualmente, existen numerosos ensayos que analizaron sus efectos anticoagulantes, bactericidas, fungicidas, hipocolesterolémicos, hipoglucémicos, hipotensivos, e incluso anticancerígenos.

Otro beneficio muy difundido es su capacidad para controlar o perder peso corporal, pero ¿de dónde proviene esa afirmación? ¿qué dice la ciencia al respecto?



El ajo (Allium sativum L.) es un bulbo que crece bajo tierra y se utiliza como condimento en la gastronomía de muchos países, principalmente porque agrega un fuerte sabor. Es un excelente acompañante de carnes, arroz, sopas, encurtidos, aderezos de ensaladas, pescados y vegetales.

Además de su uso como saborizante, el ajo es muy nutritivo. Cada 100 g crudos hallamos:



98 kilocaloría (kcal).

64 g de agua.

33 g de carbohidratos.

2 g de fibra dietética.

1 g de azúcares.

8 g de proteínas.

Menos de 1 g de grasas.

También contiene ácido pantoténico, niacina, vitaminas A9, B6, C, E, K, y minerales, como calcio, hierro, magnesio, fósforo, potasio, sodio, cobre, manganeso, selenio y zinc.

¿Sirve el ajo para bajar de peso?

Se cree que el consumo de ajo impacta en el peso corporal por distintos motivos. Uno de ellos es que masticar un diente de ajo crudo favorece la secreción de jugos gástricos, que ayudan a procesar mejor los alimentos, estimulan la digestión y promueven una correcta absorción de nutrientes.

Cuando comemos, es necesario que los alimentos se transformen en pequeñas moléculas de nutrientes, para facilitar su transporte a todas las células del cuerpo y así ser usados como energía. Si esto no ocurre, el organismo no aprovecha los alimentos en su totalidad y se corre el riesgo de engordar.

Otra razón por la que se asocia al ajo con un mejor control de peso es por la presencia de alicina, una sustancia química que le confiere su característico olor.

La alicina parece regular los niveles de glucosa, permitiendo al organismo producir menos insulina, lo cual ayuda a regular el nivel de azúcar en sangre y mejorar la función metabólica.

Por ello, muchas veces se señala el efecto termogénico del ajo, es decir, su capacidad de acelerar el metabolismo para maximizar la quema de grasa.

Incluso existen hipótesis sobre el rol del olor penetrante del ajo, como un supresor del apetito y controlador del peso.

¿Qué dice la ciencia?

Para comprobar los efectos del ajo en el organismo, específicamente sobre el peso corporal, se realizaron muchos estudios y ensayos clínicos:

Un análisis publicado en International Journal for Vitamin and Nutrition Research examinó 13 estudios sobre los efectos de los suplementos de ajo en el peso corporal, aunque no encontraron resultados significativos.

Un estudio publicado en Advanced Biomedical Research, analizó a 110 personas con enfermedad hepática crónica, que tomaron 800 mg de ajo en polvo al día. Si bien notaron una pérdida significativa de peso frente al grupo que tomó placebo, los expertos resaltaron que usaron suplementos, y no ajo entero.

Otro estudio publicado en Journal of the International Society of Sports Nutrition, analizó a 45 personas con obesidad que tomaron un suplemento de múltiples ingredientes (frambuesa, cafeína, capsaicina, jengibre, naranja de Sevilla y ajo). Quienes tomaron ese suplemento experimentaron una pérdida significativa de peso, aunque, nuevamente, se trató de un suplemento junto a otros compuestos y no ajo entero.

Otro aspecto para destacar es que la mayor parte de la evidencia que vincula al ajo con la pérdida de peso proviene de estudios en animales, en los que normalmente se utilizan aceites o extractos.

Actualmente, la evidencia disponible aún es escasa, y en su mayoría proviene de suplementos más que del ajo crudo en sí.

Por eso, los expertos señalan que existe la posibilidad de que ayude a perder peso, pero de forma indirecta, y siempre funcionando como un complemento de otras prácticas comprobadas para adelgazar, como realizar ejercicio regularmente o mantener una dieta saludable.

Otros beneficios del ajo

Desde la medicina natural, se recurre al ajo para aliviar o tratar muchas afecciones: resfrío, gripe o tos, dolor de muelas, niveles alto de glucosa en sangre, inflamación, dolor de oído, mala digestión, niveles elevados de colesterol, acné y otras afecciones cutáneas, parásitos, hongos en las uñas y hemorroides.

Los profesionales explican que estas propiedades aún se encuentran bajo investigación, por lo que, si el ajo se consume con estos fines, se debe hacer con precaución. Además, no reemplaza el consejo de un médico o los tratamientos convencionales contra esas afecciones.

Precauciones

Muchos expertos coinciden en que el ajo debe consumirse crudo para preservar sus propiedades, por ejemplo, en ensaladas, salsas o simplemente solo.

Esto se debe a que la cocción destruye la alinasa, una enzima que convierte la aliína en alicina, el compuesto de azufre responsable de las propiedades terapéuticas del ajo.

Se considera seguro para la mayoría de las personas consumir entre uno y dos dientes de ajo crudo por día, siendo el efecto secundario más común el mal aliento y olor corporal.

Sin embargo, cuando se superan esas cantidades, especialmente con el estómago vacío, puede causar malestar gastrointestinal, flatulencia y cambios en la flora intestinal.

Aunque el ajo no parece afectar el metabolismo de los medicamentos, se recomienda que las personas que toman anticoagulantes tengan precaución, debido a sus propiedades antitrombóticas.

Esta advertencia se extiende para quienes vayan a someterse a una cirugía, porque puede prolongar el tiempo de sangrado. Para estos casos, se aconseja abandonar el consumo de ajo entre siete y diez días antes de la operación.

Para recordar:

Hasta contar con evidencia científica significativa proveniente de ensayos en humanos, las personas interesadas en utilizar terapias a base de hierbas y suplementos deben tener mucho cuidado.

No abandones ni modifiques tus medicamentos o tratamientos, antes habla con el doctor sobre los potenciales efectos de las terapias alternativas o complementarias.

Recuerda, las propiedades medicinales de las hierbas y suplementos también pueden interactuar con los fármacos recetados, con otras hierbas y suplementos, e incluso alterar tu dieta.

Fuentes consultadas: Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo, Departamento de Agricultura de EE. UU., Instituto Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa.

Fuente Holadoctor.com