Bandas criminales haitianas se extienden a pueblos del Norte, Noroeste y Noreste de Haití, en ruta hacia la frontera dominicana.
Esa situación preocupa a habitantes de esas zonas haitianas y pone en alerta a las autoridades dominicanas que han tomado medidas, con mayor reforzamiento militar para resguardar la parte limítrofe dominicana.
En tanto, el gourde, la moneda oficial de Haití, sigue un progresivo proceso de devaluación frente al peso dominicano, debido a la inflación, los secuestros, la inseguridad, la inestabilidad política y otros males, dijeron canjeadores de dinero, comerciantes y otros sectores haitianos, entrevistados por Listín Diario en el puente fronterizo común.
Relatos
Oninté Francois, una comerciante de Mon Organisé, del distrito de Ouanaminthe,cerca de la frontera dominicana, dijo que su sueño, igual que los de otros haitianos, es establecerse en República Dominicana, porque los secuestros, la inseguridad, la inflación y la falta de empleos, desesperan a la gente.
“Los haitianos estamos desesperados, no sabemos qué hacer con los secuestros, delincuencia, crímenes en las calles, falta de alimentos, no hay para dónde coger, solo para República Dominicana y hasta nos limitan la entrada”, lamentó la comerciante haitiana, entrevistada ayer por Listin Diario en el puente fronterizo local.
A su vez, explicó que en Haití hay muchas formas de secuestros y lamentó que al parecer esas bandas han extendido su actuación en comunidades cercanas a la línea fronteriza dominicana. Mientras, el activista de derechos humanos de Fort Liberté, Antoine Desir, afirmó que las bandas de secuestradores tienen a los haitianos en un ambiente triste y de gran desesperación.
A este respecto, agregó que la pandilla 400 Mawozo, bajo el mando de Germine Joly, está en decadencia por los golpes que le ha dado la Policía haitiana, pero que han surgido otros grupos pequeños, y con actuaciones muy peligrosas.
Según haitianos, ahora hay grupos que se dedican a secuestrar conductores, choferes del transporte público, incluso hasta animales, como perros de razas que tienen personas en sus casas como mascotas.
“A mí en Cap Haitien, me secuestraron mi perrita, una chihuahua, era la adoración mía, de mi hija y de mi esposo, nos pidieron por ella, el equivalente a 200 dólares para entregárnosla, le dimos 150, pero tuvimos que dejarla al cuidado de una hermana, ahora estamos aquí tratando de vivir un tiempo en República Dominicana”, denunció la médica Josephine Joseph, mientras hacía una fila en el área de Migración y Aduanas en Dajabón.