La cita concertada cerca del mediodía del pasado lunes 6 de junio marcará sus vidas para siempre. Se convirtió en la hora fatal en la que ocurrió el incidente en el que perdió la vida el ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Orlando Jorge Mera.
A las 11:55 a.m. de ese trágico día, el diputado Nicolás López, el regidor Juan de Dios Liberata y otras dos personas de Santiago Rodríguez se encontraban en el antedespacho del extinto funcionario. ¿El motivo? Acordar la hora para una jornada de reforestación en la provincia que representan, evento que estaría encabezado por Jorge Mera.
López Mercado relata que escuchó unos seis disparos cerca de las 12 del mediodía. Dijo que el hecho ocurrió mientras él y sus demás acompañantes se encontraban bebiendo café en el antedespacho del ministro. “Estábamos bebiendo café y en el momento que nos iban a mandar a pasar, escuché seis disparos pero los demás dicen fueron siete, debieron ser siete disparos”, reflexionó.
Contó a Diario Libre que antes de escuchar los disparos observó a un hombre entrar al despacho del ministro, que presume fue su matador, y que a tan solo un minuto después escucharon los disparos.
El congresista negó que se escuchara una discusión antes de los disparos y aseguró que si estaban dialogado el ministro y su verdugo era de forma mesurada y decente.
Relató que el grupo de visitantes salió del antedespacho del ministro a los pasillos del cuarto piso y que escuchó cómo la asistente o secretaria del funcionario gritó varias veces: “¡Han herido al ministro!”.
Los paramédicos que acudieron en una ambulancia llegaron pasados entre unos 15 a 20 minutos del suceso, explicó, pero que al observar que no sacaban ningún herido “pensé que pasó lo peor”. Precisó que del despacho salieron dos hombres que portaban armas y estaban trajeados, los que presume eran parte de la seguridad de esa institución.
Luego de unos 40 minutos en los pasillos del cuarto piso del edificio explicó que personal de ese ministerio evacuó a empleados y visitantes hasta los jardines, ubicados en la parte frontal del edificio que alberga también las oficinas del Ministerio de Turismo, en la avenida Luperón.
“El ministro nos se mecería una muerte así porque él era una persona amable, tranquila y de bajo perfil. Una persona sana, que lo que sabía hacer era el bien”, expresó López.
Reflexionó que no se debe confiar en nadie porque a veces “quien anda con usted es su peor enemigo”.
El regidor Liberata coincide con ese relato de los hechos. Expresó que quien habría cometido el crimen al parecer tenía libre acceso al despacho. Cree que la asistente o secretaria de Jorge Mera se encontraba en su oficina cuando éste recibió los disparos y que el conserje estaba en la cocina. Para él los disparos se escucharon como “explosiones” que “retumbaron en todas partes”. Luego de los disparos dijo que escuchó al bartender exclamar nervioso: “¡Dispararon al ministro!”. No observó miembros de la seguridad en el cuarto piso del edificio.