Agencias. La llegada de Isabel II al trono hace 70 años, cuando apenas tenía 25 años, fue el resultado de un hecho que marcó, además de su trayectoria personal, la historia de la familia real británica: la abdicación voluntaria del rey Eduardo VIII, su tío, que dio paso a la coronación de su padre como monarca.
Eduardo VII asumió el trono en 1936. Para entonces era una figura muy popular, que tras su servicio en la Primera Guerra Mundial había hecho giras por el imperio.
Seis años antes había sucedido un hecho que marcaría su destino: conoció a Wallis Simpson y su esposo.
Eduardo VII se enamoró de Simpson y, ante una negativa general frente a su plan para casarse con ella, abdicó voluntariamente en diciembre del mismo año en el que accedió al trono. Entonces asumió su hermano, Jorge VI, y Eduardo VII se casó con Simpson un año después.
Isabel fue a la coronación de sus padres, el rey Jorge VI y la reina consorte Isabel, convirtiéndose en la primera mujer que siendo presunta heredera veía coronarse a sus progenitores.
Presunta heredera del trono
Isabel se convirtió ese 1936 en la presunta heredera al trono. Sin embargo, en ese momento no la designaron heredera natural porque existía la posibilidad de que el rey y su esposa tuvieran un hijo varón y, de acuerdo a las leyes vigentes, en ese caso él se convertiría en heredero.
(Esta situación se modificó en 2011, cuando se introdujeron cambios en las leyes de sucesión que aseguran una situación de igualdad a hombres y mujeres. Esa es la razón por la que en la actual línea de sucesión el príncipe Luis, el hijo de menor de los duques de Cambridge, está en el quinto puesto por detrás de su hermana, la princesa Charlotte, que ocupa el cuarto).
La salud del rey Jorge VI comenzó a desmejorar seriamente en el verano boreal de 1951, según la Enciclopedia Britannica, por lo que Isabel lo representó en varios eventos oficiales, incluido el desfile Trooping the Colour.
Ascenso al trono
Para ese momento ya estaba casada con el príncipe Felipe, el fallecido duque de Edimburgo.
Al año siguiente, ella y su esposo partieron en enero hacia un viaje que tenía como destino Australia y Nueva Zelandia y, cuando se encontraban de camino en Kenya recibieron la noticia del fallecimiento del rey Jorge VI por cáncer de pulmón. Fue el 6 de enero de 1952, fecha en la que Isabel se convirtió en reina.
Sin embargo, su coronación en la Abadía de Wastminster tuvo lugar más de un año después, el 2 de junio de 1953. Los primeros meses del reinado, tras la muerte de su padre, los pasó en un relativo aislamiento hasta que, ya instalada en el palacio de Buckingham, asumió las tareas diarias correspondientes al trono.
La reina ya había anunciado para entonces que ella y sus herederos llevarían el apellido Windsor, que la familia real adoptó inicialmente durante la Primera Guerra Mundial.
La reina Isabel fue la sexta mujer en ascender el trono británico y la monarca que más tiempo ha reinado.