La criptomoneda Ethereum, la segunda más importante en el mundo tras el bitcóin, completó este jueves una mutación tecnológica clave para su futuro, que le permitirá reducir prácticamente en un 99% su consumo de energía.
«¡Se acabó! (…) A todos los que han contribuido al éxito de The Merge (‘fusión’): pueden sentirse muy orgullosos hoy», tuiteó Vitalik Buterin, cofundador de esta cadena de bloques.
Como todas las criptomonedas, Ethereum empezó a funcionar mediante una cadena de bloques de instrucciones encriptadas, que son creadas de forma incesante por miles de ordenadores en todo el mundo, de forma autónoma y automática.
Con esta operación la moneda, que representa el 20% del mercado (40% para bitcóin) pasa de un sistema conocido como «proof of work» («prueba de trabajo»), que certifica que la inscripción ha sido realizada por esos ordenadores, a la «prueba de participación» («proof of stake»), en la que básicamente se recompensa a los que aportan financieramente su capital.
Es un cambio complejo que desde el punto de vista ecológico tiene un impacto enorme en el mundo de las criptomonedas. Se calcula que el funcionamiento de Ethereum hasta ahora consumía anualmente la misma cantidad de electricidad que Nueva Zelanda.
«Todo sucedió exactamente como estaba previsto», indicó a AFP Simon Polrot, especialista en la cadena de bloques y ex presidente de la Asociación para el Desarrollo de los activos digitales.
La cotización de ethereum volvió a reanudarse en las plataformas de criptomonedas este jueves, como CoinMarket, donde su precio evolucionaba ligeramente a la baja, a 1.588 dólares por unidad (-0,88%).
Las criptomonedas son una creación totalmente informática y virtual, que se basa únicamente en la fiabilidad de su solvencia en los mercados gracias a las cadenas de bloques, que se supone que son infalsificables.
– Mercado volátil –
Ethereum es clave en ese mercado, muy volátil, porque prácticamente todos los intercambios en el mundo del arte digital se realizan con esa moneda.
La práctica totalidad de los tokens no fungibles (NFT), que son una especie de título de propiedad de las obras de arte digital, son creados en la cadena de bloques de Ethereum.
«Las aplicaciones de finanzas descentralizada», que permiten prestar y tomar prestado mediante criptomonedas, «funcionan correctamente» explicó a AFP Manuel Valente, de la plataforma francesa Coinhouse.
Según Charlie Erith, director del fondo de inversiones en criptoactivos ByteTree AM, la parte de mercado de Ethereum podría crecer «en los próximos meses y años».
Ese porcentaje podría «alcanzar el 25% de aquí a finales de año y 30% a finales del año que viene», confirmó Edouard Hindi, director de inversiones del fondo Tyr Capital en Ginebra.
Las criptomonedas han sido objeto de fuertes críticas de asociaciones ecologistas por esa voracidad energética.
Con este cambio esas críticas podrían desaparecer rápidamente. Pero Ethereum se enfrenta a otro problema cuya evolución deberá ser monitoreada en los próximos meses.
Los propietarios de grandes ordenadores con una enorme capacidad de cálculo, que ahora quedarán fuera de circulación, amenazan con mantener la antigua manera de operar, la «prueba de trabajo», que era una lucrativa fuente de ingresos.
Eso podría crear de hecho una «horquilla», es decir, dos cadenas de bloques distintas bajo una misma denominación.