Santo Domingo. Sin duda alguna los exponentes de música urbana se encuentran en gran momento gracias al auge que han tenido a nivel global, anclados en el streaming como su herramienta principal y penetrando en la radio que antes mostraba poco interés en los ritmos alternativos, pero como nadie quiere perder el posicionamiento en una juventud identificada con determinada corriente, se manifestándose los cambios culturales disruptivos que permiten el nacimiento de nuevos iconos con los que los que esta generación se identifica, produciendo una fricción entre lo tradicional y lo novedoso que a las pasadas generaciones les cuesta aceptar. Tal es el caso de Bad Bunny, un joven de 28 años de edad que nació en Puerto Rico y que se ha convertido en el artista más escuchado del mundo en Spotify, la aplicación que tiene más de 380 millones de usuarios.



Anoche en el Estadio Olímpico se dio la primera de dos presentaciones en las que se ha informado se han vendido todas las boletas y esto es algo que pocos artistas han hecho, siendo a nivel local Romeo Santos, quien lleva la voz cantante en ese sentido, como solista y con el Grupo Aventura. Vale mencionar también a Juan Luis Guerra en más de cuatro oportunidades, Vickiana en 1983, Fausto Rey y la Sophy en 1974, Isha en 1992 y la Coco Band ese mismo año.

Estamos hablando de una asistencia aproximada de 45 mil personas. 



Tomando lo anterior en cuenta, Bad Bunny pasa al selecto grupo que sin regalar un número importante de boletas y acortar el escenario logró reventar el Estadio Olímpico. Lo cual le da más fuerza a su carrera, tal fue el arrastre que dada la alta demanda de tickets para su espectáculo, se activó todo un mercado paralelo de reventa con la que se estafó a cientos de personas que se quedaron fuera del recinto deportivo y quienes pagaron desde  8 mil hasta sobrepasar los 30 mil  pesos por las boletas falsas. ¿Cuándo se había visto algo así en suelo dominicano? Me gustaría saberlo.

En la primera entrega de “The World’s Hottest Tour ”en Santo Domingo el artista se entregó en cuerpo y alma, reiterando en múltiples oportunidades su agradecimiento a la República Dominicana por el apoyo brindado desde el inicio de su carrera, destacando que las primeras oportunidades se les dieron en el país y que en cada presentación en el extranjero siempre encontraba dominicanos respaldando su arte.

Lo de entregarse en cuerpo y alma no es un cumplido para adornar el texto de estos apuntes, sino porque Bad Bunny inició su show a las 9:50 de la noche, finalizando a las 12:40 de la madrugada en un evento organizado por el empresario artístico Gamal Haché.

Bajo el concepto extraído de su más reciente álbum “Un verano sin ti”, el escenario fue recreado tal como si fuese una playa, con palmeras e incluso hasta un delfín que se desplazaba en unos cables colgantes por el público que disfrutaba del llamado “perreo intenso” con un viaje rítmico que incluye Dembow y cierra a ritmo de merengue con una banda encabezada por Dahian “El Apechao”.

Bad Bunny mezcló lo mejor de su nuevo disco con parte de los éxitos que le abrieron camino en el mundo, incluyendo temas de su repertorio como «Moscow Mule» , “x100pre”, «Yo perreo sola”, “Todo de ti” “Caile», «Tú no metes cabra», «Soy peor», “Un ratito”, “Un verano sin ti” y «Diles”.

En su contacto con el público el Conejo Malo se enfocó en la presentadora Luz García, quien además de su hijo estaba al lado de un hombre.

“¿Dónde está tu pareja?”, expresó el trapero sobre el escenario apuntando hacia la beldad dominicana para luego dirigirse al misterioso caballero que supuestamente la acompañaba diciendo: “¿Tú eres la pareja de ella (Luz)?, ¿y por qué están tan lejos?”.

Luz se vio en pantalla gigante tratando de evadir la cámara, aunque más tarde publicó en las redes varias fotografías, donde explicaba que estuvo acompañada de su hijo, Miguel Ángel Soto García, y de su ahijada, lo que al parecer indica que todo se trató de una confusión.

Como sugerencia el productor del evento debe preocuparse por la señalética, aunque el Banco de Reservas tenía presencia no se indicaba las rutas a tomar para el acomodamiento de los espectadores, aumentar la cantidad de baños, tomando en cuenta que hubo más de 45 mil espectadores era toda una odisea llegar hasta hasta los urinales. La falta de educación fue evidente, en todas las filas la multitud se subía con los pies sobre los asientos, impidiendo a quienes se encontraban en la parte trasera observar con claridad.

A pesar de la presencia de policías y miembros del ejército se sintió un intenso olor a marihuana que llegaba desde distintas vías.

La presencia de menores de edad fue notable, algunos acompañados de sus padres, otros prácticamente sueltos en banda en un ambiente propio de adultos ya que Bad Bunny tiene un lenguaje fuerte con letras explícitas, en el que se habla abierta y desenfrenadamente de la sexualidad y el consumo de alucinógenos.  La Dirección de Control de Bebidas Alcohólicas (COBA) se paseaba en medio de la gran masa, evitando que se expenda bebidas alcohólicas a los adolescentes.

En esta ocasión se vio una presencia amplia de miembros de la Policía Nacional en las afueras y dentro del Estadio Olímpico, custodiando celosamente los ciudadanos y evitando que los atracadores hagan su agosto.

Dentro de los invitados estuvo presente Rauw Alejandro desde Puerto Rico y  Ángel Dior, un nuevo exponente urbano oriundo de la calle 42 del ensanche Capotillo.

En medio de una pausa breve en el Olímpico se escuchó la voz del bachatero Teodoro Reyes con uno de sus temas más populares «Moriré bebiendo».

El cierre se dio con el sabor del merengue de calle en el que brilló el Apechao acompañado de su orquesta con «Después de la playa».