La procrastinación puede causar estrés y ansiedad, pero incluso así insistimos en caer en ella. En un estudio se ha analizado por qué tendemos a procrastinar y también por qué esto podría ser útil.
En el estudio, los investigadores sostienen que en la procrastinación hay una serie de sesgos cognitivos que hacen que suceda. Según estos investigadores, la procrastinación es una forma de retrasar las cosas a pesar de saber que ello puede tener consecuencias negativas. En palabras de los investigadores, procrastinar es un «sesgo presente en las preferencias, por el cual los agentes retrasan la realización de tareas desagradables que ellos mismos desearían hacer antes».
El sesgo presente (o «descuento hiperbólico») es la tendencia, cuando se considera una compensación entre dos momentos futuros, a dar más importancia al que sucede antes. Es decir, percibimos un resultado deseado en el futuro como menos valioso que uno en el presente. Esto causa una desconexión con nuestro yo futuro, percibiendo las consecuencias como si le sucedieran a otra persona, en lugar de una versión futura de nosotros mismos. Además, tendemos a elegir una ganancia menor hoy que una ganancia mayor mañana.
Por qué procrastinar puede ser útil
En su estudio, los investigadores analizan sobre los sesgos cognitivos que están implicados en la procrastinación. Uno de ellos es el statu quo. Es decir, queremos evitar la carga cognitiva tanto como sea posible. Entonces preferimos quedarnos con el estado mental relajado que tenemos en este momento que involucrarnos en algo nuevo y agotador.
El sesgo del statu quo puede, por ejemplo, conducir a un «sesgo de aversión a la pérdida», obligándonos a centrarnos en no perder. Pero, las pérdidas son dos veces más dañinas psicológicamente que las ganancias. Este sesgo significa que las personas se muestran renuentes a correr riesgos regalando lo que poseen a cambio de algo que «podría» serles más rentable en el futuro.
Por otra parte, los investigadores sostienen que, a pesar de lo que se piensa de la procrastinación, esta puede llegar a ser útil. Para los investigadores no sería un signo de pereza, ya que no siempre es malo retrasar las tareas. Según la investigación, procrastinar puede ayudarnos a navegar por las emociones difíciles. Esto podría conducir a un mejor trabajo al final.
Sin embargo, para muchas personas, la procrastinación puede ser una barrera. Esto quizás se deba a un problema de salud mental subyacente que necesita apoyo y tratamiento. Por lo tanto, si procrastinar interfiere con tu vida, puedes comenzar a dividir las tareas en partes más pequeñas y establecer recompensas después de cada paso.
Pero, sobre todo, intenta perdonarte por postergar, ya que mientras más internalices la vergüenza y la culpa, más probable es que pospongas las cosas en el futuro. Como consecuencia, puede obligarnte a posponer las cosas aún más.