Washington, Estados Unidos. El Reloj del Apocalipsis, que simbólicamente mide el fin del mundo, marcó este martes que la humanidad nunca ha estado tan cerca de un cataclismo planetario debido a la guerra en Ucrania, las tensiones nucleares y la crisis climática.
El Boletín de los Científicos Atómicos, que describe el reloj como una «metáfora de lo cerca que está la humanidad de la autoaniquilación», movió las manecillas de 100 segundos a 90 segundos para la medianoche.
Cada año, la junta de ciencia y seguridad del Boletín y sus patrocinadores, entre los que figuran 11 premios Nobel, toman la decisión de recolocar las manecillas de este reloj simbólico.
– Un aviso tras otro –
Hasta ahora lo más cerca que ha estado de la medianoche, la hora fatídica a la que esperan que nunca se llegue, había sido a 100 segundos. Lo estuvo dos años desde enero de 2020.
Pero las cosas han empeorado. En un comunicado, el Boletín afirma que este año adelanta las manecillas «debido en gran parte, pero no exclusivamente, a la invasión de Ucrania por parte de Rusia y al mayor riesgo de una escalada nuclear».
También pesan «las continuas amenazas planteadas por la crisis climática y el colapso de las normas e instituciones globales necesarias para mitigar los riesgos asociados con el avance de las tecnologías y las amenazas biológicas como el covid-19», agregó.
Menciona asimismo la desinformación y las tecnologías de vigilancia.
«Vivimos en una época de peligro sin precedentes, y el Reloj del Apocalipsis refleja esa realidad», dijo Rachel Bronson, presidenta y directora ejecutiva del Boletín.
«90 segundos para la medianoche es lo más cerca de la medianoche que se ha ajustado el reloj, y es una decisión que nuestros expertos no toman a la ligera», insistió Bronson.
«El gobierno de Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y Ucrania tienen una multitud de canales para el diálogo», dijo. «Instamos a los líderes a explorarlos todos a su máxima capacidad para hacer retroceder el reloj».
Por eso el comunicado del grupo está disponible por primera vez en inglés, ruso y ucraniano.
– Como un médico –
El exsecretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también pidió a los líderes mundiales que tomen medidas en un mundo que se ha vuelto más peligroso debido al covid-19, los fenómenos meteorológicos extremos y la «atroz guerra de Rusia contra Ucrania».
«Los líderes no prestaron atención a las advertencias del Reloj del Apocalipsis en 2020», afirmó Ban. «Todos seguimos pagando el precio. En 2023 es vital por el bien de todos que actúen».
La Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), ganadora del Premio Nobel de la Paz, también destacó el cambio en las manecillas del reloj. En un comunicado, su directora ejecutiva, Beatrice Fihn, dijo que están «hartos» de que no se tomen medidas tras las advertencias del reloj.
«Los líderes de los estados con armas nucleares deben negociar urgentemente el desarme nuclear, y la reunión del G7 en Hiroshima en mayo de 2023 es el lugar perfecto para esbozar ese plan», estimó Fihn.
En Twitter la noticia recibió algunos comentarios escépticos, que cuestionan la utilidad del reloj o su fiabilidad.
«No predecimos el futuro», señala el panel en su página web, anticipándose a las críticas. El Boletín de los científicos atómicos «es algo así como un médico que hace un diagnóstico. Analizamos los datos de la misma manera en que los médicos examinan las pruebas de laboratorio y las radiografías, y también tenemos en cuenta factores que son más difíciles de cuantificar, como lo hacen los médicos cuando hablan con los pacientes y familiares».
«Entonces llegamos a una sentencia que resume lo que podría pasar si los líderes y los ciudadanos no actúan para curar las enfermedades», explican los científicos.
En sus inicios, en 1947, después de la Segunda Guerra Mundial, faltaban siete minutos para la medianoche. El reloj llegó a estar a 17 minutos para la hora del juicio final después de la Guerra Fría, en 1991.
El Boletín fue fundado en 1945 por Albert Einstein, J. Robert Oppenheimer y otros científicos que trabajaron en el Proyecto Manhattan que produjo las primeras armas nucleares.