Más que fascinación o incluso asombro, la sensación que evoca el buque Eversand en plena faena se parece al desasosiego. Lógico. Para limpiar de hidrocarburos las aguas del océano, la tarea que tiene encomendada, el navío no usa palas, ni redes, ni bolsas, ni tamices, ni nada que se le parezca remotamente. Lo que hace es abrirse a la mitad y “tragar” grandes cantidades de líquido. Tal cual.
Exactamente como si fuera una enorme bisagra.
Al igual que su hermano, el buque Bottsand (Y 1643), el Eversand (Y 1644) es una embarcación de recolección de hidrocarburos de la clase Bottsand (738) y presenta una peculiaridad llamativa: es plegable, lo que en la práctica significa que se abre hasta 65º. Visto a lo lejos la maniobra resulta llamativa, pero tiene su lógica.
Creado para cuidar los mares
El petróleo, aceite o cualquier otra sustancia contaminante que quiera retirar del océano acaba empujada hacia el ángulo central que forma el barco, donde se forma un área de recolección que supera los 40 metros cuadrados (m2). A medida que el buque avanza va absorbiendo la mezcla de agua y aceite, sustancia que luego se encarga de separar y bombear a los tanques que transporta a bordo.
En total los buques están equipados con media docena de depósitos que suman una capacidad total de 790 metros cúbicos. En cuestión de una hora de trabajo se calcula que un Bottsand puede limpiar y retirar alrededor de 140 m3 de agua contaminada por una superficie de aceite o petróleo de dos milímetros.
Los conocidos como Oil recovery ship Bottsand Clase tienen una eslora de 43 metros, con doble casco y 650 toneladas de desplazamiento. Si están plegados y avanzan como un navío convencional son capaces de alcanzar una velocidad de 10 nudos. Tanto el Eversand como Bottsand comparten otro rasgo: se fabricaron en los años 80. Ambos salieron del astillero C. Lühring, localizado en Brake.
A pesar de que ya tienen unas cuantas décadas, los buques aún siguen dejando titulares. En 2021 el Bundeswehr —las fuerzas armadas de Alemania— anunciaba un cambio al frente del Bottsand, que pasó del Ministerio de Defensa al encargado del Transporte, trámite que llegó acompañado de un pequeño cambio en el aspecto externo: “El barco, que antes era gris marino, asumirá las tareas de protección contra desastres y agua con la pintura en blanco y negro de las autoridades federales con una tripulación diferente”, explicaba el organismo.
“Encargado en 1985, el barco se utiliza para combatir posibles derrames de petróleo en caso de naufragios en el Mar Báltico Occidental”, detallaba entonces la Bundeswehr, que recuerda que en origen el Bottsand tenía su base en Olpenitz, al norte de Kiel, desde donde se desplazó a Warnemünde en los años 90 por la proximidad del canal Kadet y para facilitar la cooperación con otros países.
En cuanto a la embarcación Eversand, Täglicher Hafenbericht (THB) y EMS Maritime Offshore publicaban ese mismo año que a partir de la primavera de 2022 su gestión pasaría a depender de del Erms Maritime Offshore GmbH (EMO). Su punto de referencia —se avanzaba— se mantiene en la base naval de Kiel.
Imágenes: Yetdark (Flickr) y Bundeswehr/Tanja Wendt