Carlos Saura, director de Cría cuervos (1975), premio del jurado en el Festival de Cannes de ese año, ha muerto.
Antonio Saura, productor de cine y el segundo de sus siete hijos aseguró que su padre era «un cineasta descomunal que lo exploró todo y hasta el último momento».
Antonio recogerá en el Auditorio Andalucía de Sevilla el Goya de Honor en nombre de su padre. Lo hará junto a su hermana pequeña Anna, por expreso deseo del director de «La caza» o «La prima Angélica»s.
«Él nos pidió que estuviera Eulalia (Ramón, su pareja), que no sé si va a estar finalmente, espero que sí, junto a mi hermana Anna la pequeña y yo que soy el segundo mayor, porque mi hermano Carlos es muy tímido», ha dicho.
Según ha explicado, su padre estaba «muy mal» desde finales de diciembre.
«La semana pasada nos dijeron que quizá no pasara del fin de semana, y aun así le veíamos resistir porque mi padre era un auténtico titán y su cerebro le funcionaba muy bien hasta el último momento», ha dicho.
La salud de Carlos Saura se deterioró a raíz de una caída que sufrió en septiembre pasado. Esto le impidió acudir al Festival de San Sebastián a presentar su última película, el documental «Las paredes hablan», sumado, según su hijo, a una enfermedad degenerativa.
«Ha terminado ahora, casi mejor un día antes de los Goya; al menos ha tenido la prudencia de no amargar la gala», ha apuntado.
El documental explora la relación entre el arte rupestre y el arte urbano contemporáneo y se estrenó el pasado viernes en salas de cine.
«El mejor homenaje que se le puede hacer es ir a verlo», ha señalado, «aunque no se había pensado así, es un testamento precioso que reflexiona sobre el impulso de crear».
«Mi padre fue un enamorado de todas las formas de cultura y quien ha paseado más la cultura española por el mundo, su pasión por el flamenco, la jota, el baile o la danza, toda la música y su reflexión sobre la realidad», ha ensalzado, reconociéndose como «el hijo al que se le cae la baba» hablando de su padre.
Para Antonio Saura, que le produjo la película «Fados» (2007), lo más importante de su legado es «su compromiso con la calidad extrema y no hacer nada en contra de sus principios», algo no tan fácil de encontrar, ha asegurado, con una carrera de más de 50 títulos.
Aunque será difícil celebrar los Goya en su ausencia, su deseo es que no se ensombrezca la gala.
«Es una fiesta del cine y mi padre era un hombre de cine, y muchas de las personas nominadas representan un modelo de cine del que él se sentía muy orgulloso», dijo su hijo.
Y añadió: » creo que lo que tiene que ser es una celebración del cine».