Julio César Pérez se vacunó contra el cólera en República Dominicana luego de que su esposa y su hija dieran positivo en un brote que llegó proveniente de Haití, donde casi 600 personas ya fallecieron por esta enfermedad.

El plan de inmunización en territorio dominicano, de unos unos 11 millones de habitantes, comenzó en enero y ha alcanzado ya a casi 26.000 personas, según cifras oficiales.



«Vamos a vacunar casa a casa», explicó a la AFP el epidemiólogo Jesús Suardi, director del área IV de salud que abarca las zonas más pobladas de la capital dominicana.

Las zonas de turismo, principal actividad económica de República Dominicana, no han sido afectadas hasta ahora por el brote.



Hacía tres años que la isla caribeña La Española, que comparten República Dominicana y Haití, no registraba casos de cólera, una infección causada por el consumo de alimentos o agua contaminados con la bacteria Vibrio cholerae, que también se puede contagiar de persona a persona.

Las primeras infecciones se reportaron en octubre en Haití, donde hasta la fecha van poco más de 2.300, con 32.754 sospechosos y 594 decesos, según datos publicados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS).

En la vecina Dominicana, las cifras son menores: 82 contagios hasta el 22 de febrero, a medida que se intensifica el plan de vacunación.

«Yo no me contagié, a mí me tomaron muestra a ver si estaba contagiado y salí limpio. Ya ahora estoy vacunado», dijo a la AFP Pérez, habitante de La Zurza, el sector de Santo Domingo donde se detectaron los primeras infecciones.

Su esposa e hija pasaron días hospitalizadas por esta enfermedad, que causa deshidratación grave y la muerte si no se trata.

– Áreas vulnerables –

El primer cerco epidemiológico se activó en La Zurza, un barrio de precarias viviendas con techos de zinc que fue creciendo de modo desordenado en los márgenes del río Isabela y se ubica entre los más pobres de la capital dominicana.

El trabajo pasa por tomar muestras e instalar hospitales de campaña en las áreas más vulnerables para contener la aparición de nuevos casos, y educar a la población sobre esta enfermedad que provoca diarreas y vómitos incesantes.

Se cree que los primeros contagios surgieron por consumo de agua o alimentos contaminados, por ello recomiendan no bañarse en las pozas que emergen en las riberas del Isabela; sin embargo, la mayoría depende de estos manantiales al no disponer de agua en sus hogares.

Se inmuniza en las 10 casas próximas al lugar donde se han registrado casos. También se prevé cubrir unas 29 escuelas en el país.

El plan de vacunación está acompañado de la distribución de agua potable en barriadas vulnerables.

– Cerco fronterizo –

Otros cercos se activaron en la frontera con Haití, donde entre 2010 y 2019 unas 10.000 personas murieron por el cólera.

«Mientras tengamos casos en el vecino país de Haití, nuestro país va a estar en riesgo», dijo esta semana el viceministro de Salud Colectiva, Eladio Pérez.

La constante migración ilegal de haitianos, desplazados por la violencia de pandillas y la extrema pobreza, ha sido determinante en la presencia de cólera en Dominicana, que mantiene una férrea política de deportaciones masivas.

Las autoridades dominicanas también distribuyen folletos en ‘creole’ (lengua hablada por haitianos que mezcla términos franceses con vocablos africanos), en los que se exhorta a no usar las pozas que pudieran estar contaminadas.

No obstante, la AFP vio que personas se bañaban en uno de esos pozos cerca de una rata muerta.

Muchos dominicanos se resisten a inmunizarse contra el cólera. No Kelvin Herasmo, un técnico de celulares de 37 años, fue «la tercera persona que se vacunó» en La Zurza.

La decisión la tomó después de llevar al hospital a un vecino infectado.

«Iba desmayado, en un estado de deshidratación, nada más se le veía el esqueleto, no tenía ni masa muscular, flaco y eso fue en dos días, yo lo monté en el motor (motocicleta) y me lo llevé», relató.