De Fabio Herrera Miniño / Cada día se hace mas notorio que el sector vial del entorno del llamado Polígono Central de Santo Domingo está al borde de una ocurrencia colapsar de todo el sector con el transito desarrollándose en medio del caos protagonizado por los conductores y de las autoridades con sus medidas de emergencia que complican aun mas la delicada situación vehicular.

La superficie del Distrito Nacional comprendida entre la avenida Luperón al oeste con el mar Caribe al sur, la Avenida John F. Kennedy y la Pedro Livio Cedeño al norte y al este el rio Ozama constituyen un espacio privilegiado de la ciudad donde tienen lugar todas las actividades productivas, empresariales y sociales del país. Existe una alta concentración de las principales industrias, oficinas de las empresas y las residencias individuales o en torres de lujo con todas las comodidades de la modernidad.



Indudablemente las autoridades de tránsito y afines han sido desbordadas por el crecimiento explosivo de los vehículos en las calles.

Cada día se aumenta ese volumen por las facilidades de las autoridades financieras que solo les interesa agrandar sus ganancias sin tener en cuenta la gravedad de la situación creada por esa desordenada permisividad de importaciones vehiculares cada día de peores consecuencias.



Y el consuelo de las autoridades locales es que se tiene conocimiento que es un problema que se repite en todos los países especialmente en los asiáticos en vías de desarrollo donde el enjambre de motores deja muy atrás al caos que existe en las calles capitaleñas, No hay regulación para frenar ese crecimiento.

Estar rodeado motores si uno se desplaza en un vehículo es algo que pone a los conductores de vehículos livianos es algo que pone con los nervios de punta y al borde de colisiones peligrosos que conlleva daños a la propiedad o a la propia vida del transeúnte, pasajeros o de los choferes.

En las calles del polígono central dominicano hay tapones interminables en todas las horas de sol, creando las angustias de los ciudadanos que tienen compromisos que no les permite llegar a la hora acordada de una cita o un compromiso, al menos que no sea un funcionario en que los franqueadores motorizados policiales de la escolta le hacen expedito el camino a los encopetados funcionaros que tan solo hace dos años eran simple ciudadanos mal pasando cuando se trasladaban en sus propios medios de transporte.

Ya es grave el panorama de alto riesgo para la vida y las máquinas de circulación por las calles y carreteras del país. El enjambre de vehículos ha creado una situación muy delicada sujeta a la buena voluntad y educación de los que tienen un guía en las manos. Estamos sujetos a todo tipo de impacto desagradable con las medidas de las autoridades de reducir los espacios para estacionar. Ahora es mas seguro trasladarse en taxis u otros medios como los impredecibles motores para acudir a los compromisos que se tienen en algun lugar determinado de la ciudad.

Pero en definitiva el mayor problema del caos en el polígono central es la falta de educación de la ciudadanía con un guía en las manos que atropella quien le lleva la delantera y no respeta la luces de los semáforos.