Es una de esas verdades inamovibles: el agua moja, la gravedad va hacia abajo y los semáforos tienen tres colores. ¿O no? Parece que, en cosa de unos años, a los clásicos rojo, ámbar y verde se les sumará un cuarto tono, el blanco, que tendremos que incorporar en nuestra vida diaria si queremos seguir circulando con total conocimiento de las señalas de tráfico.
La culpa de este cambio la tienen los vehículos autónomos, esos vehículos del futuro que se conducen solos y que, según parece, cada vez será más habitual encontrarse en las carreteras.
Para hacer más fácil la convivencia con ellos es para lo que servirá esta cuarta luz blanca de los semáforos, cuya implantación —al menos en fase de pruebas— algunos ingenieros imaginan más pronto que tarde. Te contamos:
Significado de la nueva luz blanca de los semáforos: ¿qué indica?
Superado el escollo de fabricar un vehículo que sea además un centro de datos con ruedas, capaz de recopilar información sobre su entorno y actuar en consecuencia, una de las prioridades debería ser la convivencia: garantizar que los vehículos autónomos no traerán más problemas que ventajas.
Aunque no requieran la atención de su conductor, los vehículos que se conducen solos sí deben ser inteligibles para el resto de vehículos de la calzada, sean también autónomos o conducidos por humanos.
Para eso servirá la dichosa luz blanca de esos semáforos de cuatro colores que, por lo visto, empezarán a ser cada vez más comunes.
