Estados Unidos ofreció una recompensa de 5 millones de dólares el miércoles por un hombre sueco que comercializó una red encriptada de comunicaciones para narcotraficantes, sin saber que la tecnología fue desarrollada por el FBI, la agencia policial federal.

El departamento de Estado anunció la recompensa por Maximilian Rivkin, quien está fugitivo desde el desmantelamiento de la red ANOM en 2021, una operación que permitió arrestar a 800 personas en tres continentes, así como la incautación de 38 toneladas de drogas y 48 millones de dólares en varias monedas.



Rivkin fue nombrado en una acusación estadounidense en ese momento por tráfico, lavado de dinero y crimen organizado, en el marco de la Operación Trojan Shield, y ha sido etiquetado como un «criminal transnacional».

«Rivkin fue administrador e influenciador de un servicio de comunicación encriptada utilizado por delincuentes en todo el mundo», detalló el Departamento de Estado en su anuncio de recompensa.



«Sus comunicaciones en la plataforma lo implicaron en varias actividades nefastas, incluida su supuesta participación en tráfico de drogas, lavado de dinero, conspiración para asesinar y otros actos violentos», acotó

El departamento considera que el sueco, sin que éste lo supiera, fue una pieza central de la operación desarrollada por el FBI.

En 2018, la agencia policial obligó a un hombre que había construido teléfonos encriptados para delincuentes a desarrollar una versión actualizada para la cual el FBI tendría la única clave maestra digital, lo que les permitiría recopilar y leer todas las comunicaciones a través del sistema.

Con la ayuda del hombre, el sistema se comercializó como ANOM y fue promovido por «influenciadores» criminales desprevenidos como Rivkin, quien asumió un papel principal en convencer a otros para que lo usaran.

Según el Departamento de Justicia estadounidense, se vendieron más de 12.000 teléfonos ANOM a 2000 cada uno a grupos criminales que operan en más de 100 países, incluido el crimen organizado italiano, bandas de motociclistas criminales y cárteles internacionales de la droga.

De ellos, el FBI recopiló 27 millones de mensajes, relacionados con operaciones grandes y pequeñas.