Viena, Austria. Desde América Latina hasta Asia, la ONG internacional Aldeas Infantiles SOS encubrió numerosos casos de violencia sexual y corrupción desde la década de 1980, según un informe publicado este miércoles.
En una entrevista con la AFP, su directora general, Ingrid Johansen, dijo que el documento fue «difícil de leer» para el personal pero que muestra un deseo de «transparencia».
A su llegada a la cabeza de la organización en 2021, la escandinava se comprometió a «reparar los errores del pasado» y a trabajar duro para recuperar la confianza de los donantes.
Como parte de este proceso se encargó una auditoría independiente a un equipo dirigido por Willy Mutunga, expresidente del Tribunal Supremo de Kenia.
El objetivo era dilucidar una serie de casos de malos tratos en la organización, fundada en 1949 en Austria para ayudar a huérfanos y niños que no recibían el cuidado adecuado de sus familias.
Con 2,5 millones de menores y sus familias registrados en 137 países y territorios en 2022, Aldeas Infantiles SOS se describe a sí misma como «la mayor organización de este tipo en el mundo».
– «Cultura del miedo» –
La comisión de investigación, compuesta por 10 miembros, visitó una decena de países, consultó miles de archivos y realizó 188 entrevistas a presuntas víctimas, antiguos directivos y actuales supervisores.
El informe, de 262 páginas, es abrumador.
«Confirmamos graves acusaciones de abusos» cometidos contra menores en varios países, afirma el texto consultado por la AFP.
Se documentaron «numerosos casos de embarazos infantiles» resultantes, en particular, de violaciones, y de niñas que sufrieron «abortos forzados» sin «el consentimiento de las familias».
El informe cita el caso de un donante que fue acogido en un centro en Nepal, «en contra del reglamento» y abusó de niños entre 2010 y 2014. Uno de ellos fue incluso enviado a Austria para visitarle.
Varios escándalos fueron ocultados, denunciantes intimidados y pruebas destruidas.
Se cita también el caso de Panamá, en donde la comisión describe una «cultura del miedo». El informe se refiera al caso de una víctima que fue obligada a retractarse, recluida en régimen de aislamiento y obligada a abandonar el país.
De forma general, se revela un «deseo de proteger a la organización» en detrimento de los intereses de los niños.
– Niños separados de sus familias –
Además de Nepal y Panamá, los investigadores sacaron a la luz importantes deficiencias en Camboya, Kenia, Sierra Leona y Siria.
En Siria, un país en guerra, Aldeas Infantiles SOS acogió desde 2015 a niños separados a la fuerza de sus familias, pertenecientes a la oposición al régimen de Bashar al Asad.
«Ahora están reunidos con sus familias», afirmó Johansen.
Recientemente, la antena rusa de la ONG fue suspendida después de que la prensa revelara acusaciones de que Moscú había acogido a niños ucranianos que probablemente habían sido «deportados».
«Como se trata de una acusación grave, la medida se mantendrá hasta que estemos 100% seguros de que todo está en orden», subrayó la directora.
Además de los casos de maltrato, el documento detalla un «número significativo» de casos de malversación de fondos, abuso de poder e irregularidades en la adjudicación de contratos, a veces de «millones de dólares».
La ONG quiere revisar toda su organización. Para ello ha creado un puesto de defensor de los derechos, su ha sustituido a más de la mitad del equipo directivo y se han reforzado los centros de acogida.
Además, unas 500 víctimas han recibido apoyo psicológico, logístico o financiero individualizado.
Pero «a pesar de las numerosas iniciativas», el informe señala que las reformas «no se han aplicado plenamente» y que ciertas «normas de la antigua estructura obstaculizan el trabajo de la nueva dirección».