Demasiada sal no es buena para su salud, principalmente para personas que tienen presión arterial alta.

El doctor Regis Fernandes sugiere reducir la cantidad de veces que se busca el salero durante las comidas como un buen comienzo. «La sal aumenta la presión arterial, y la presión arterial alta está asociada con un riesgo cardiovascular mayor», afirma el cardiólogo de Mayo Clinic.



Datos clave

El consumo habitual de sal en exceso puede parecer inofensivo, pero se asocia a diversos riesgos para la salud que causan cada año millones de muertes prematuras. El más frecuente de tales riesgos es la hipertensión arterial, responsable por sí sola de unos 9,4 millones de muertes al año.



En las Américas, las personas consumen hasta el triple de esta cantidad y todos los grupos de edad, incluso los niños, están afectados.

Se calcula que los costos directos e indirectos de la presión arterial aumentada consumen del 5% al 15% del PBI en los países de ingresos altos, y del 2,5% al 8% en América Latina y el Caribe.

La ingesta media mundial de sal se estima en 10.8 gramos al día, más del doble de lo recomendado por la OMS, esto es, menos de 5 gramos de sal al día (una cucharadita).

Las comidas preparadas comercialmente tienen muchas veces un contenido oculto de sal, ya que no hay información acerca de la cantidad de sal que contienen. Cuando coma en restaurantes, pida que añadan menos sal a la comida.

«Muchas personas consumen mucha sal. Esto no es bueno, si se considera lo que la sal le hace a su cuerpo». Si se tiene presión arterial alta recomienda consumir solo 1500 miligramos y advierte que la mayor parte de la ingesta de sodio no proviene del salero.

«La mayor parte de la sal que consumimos se encuentra en los alimentos procesados, desde las salsas hasta los restaurantes y lugares como esos, por ejemplo, comer afuera», afirma el especialista.

El Dr. Fernandes dice que aún la menor reducción en la ingesta de sal puede ayudar a bajar su presión arterial y mejorar la salud cardíaca. Recomienda disminuir progresivamente el consumo de sal y revisar siempre las etiquetas de los alimentos.

Las cuatro intervenciones de la OMS relativas al sodio:

  1. Reformular los alimentos para que contengan menos sal y establecer metas sobre la cantidad de sodio en los alimentos y las porciones.

  2. Establecer políticas públicas de compra de alimentos para limitar los alimentos ricos en sal o sodio en instituciones públicas como hospitales, escuelas, lugares de trabajo y hogares de ancianos.

  3. Introducir el etiquetado frontal en los envases que ayude a los consumidores a seleccionar productos con bajo contenido en sodio.

  4. Realizar campañas de comunicación y en los medios de difusión que insten a un cambio de comportamiento para reducir el consumo de sal y sodio.