Extendido en Estados Unidos, criticado en Europa, codiciado en el sur de Asia… Ante la intensificación de las olas de calor, el aire acondicionado se ha convertido en un tema de debate mundial.

Para bien o para mal, es una de las soluciones de adaptación ambiental más extendidas en un mundo que se calienta. Para millones de habitantes, el aire acondicionado se ha convertido en un cuasi bien de primera necesidad, que asegura ni más ni menos su supervivencia, según expertos.



Pero si bien el aire acondicionado brinda alivio inmediato a sus usuarios, es costoso para el clima global.

Porque para suministrar energía a esos aparatos, las plantas generadoras liberan más gases de efecto invernadero a la atmósfera, calentando aún más el planeta.



Actualmente, la climatización de espacios habitados es responsable de la emisión de aproximadamente mil millones de toneladas de CO2 al año, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), de un total de 37.000 millones emitidas en todo el mundo.

¿Es posible detener este círculo vicioso? Sí, alegan los especialistas, mediante el desarrollo de las energías renovables, acondicionadores de aire menos intensivos en energía y otras técnicas de refrigeración.

«Algunos puristas piensan que no deberíamos usar aire acondicionado en absoluto, pero creo que simplemente no es factible», declaró a la AFP Robert Dubrow, director del Centro sobre Cambio Climático y Salud de la Universidad de Yale.

El acceso al aire acondicionado salva decenas de miles de vidas al año, una cifra que va en aumento, según un reciente informe de la AIE.

Estudios muestran que el riesgo de muerte relacionado con el calor se reduce en aproximadamente un 75% en los hogares con aire acondicionado.

En Estados Unidos, donde aproximadamente el 90% de los hogares están equipados con estos aparatos, otros estudios han destacado el papel del aire acondicionado en la protección de la población, y el efecto potencialmente devastador de los cortes de energía en medio de la ola de calor.

Pero a nivel mundial, de los 3.500 millones de personas que viven en climas cálidos, solo alrededor del 15% tiene aire acondicionado, estima la AIE.

– Desafíos múltiples –

Por lo tanto, la cantidad de acondicionadores de aire en el mundo (unos 2.000 millones en la actualidad) se disparará, por el efecto combinado del aumento de las temperaturas y el aumento de los ingresos. Particularmente en China, India e Indonesia.

En India, la proporción de hogares equipados con aires acondicionados podría aumentar del 10% al 40% para 2050, lo que reduciría significativamente la exposición de la población al calor, según un estudio reciente.

Pero la electricidad adicional requerida sería equivalente a la producción anual de un país como Noruega. Si la red de la India todavía usa la misma cantidad de combustible fósil, eso significaría alrededor de 120 millones de toneladas más de CO2 emitidas, o el 15% de las emisiones del sector energético del país en la actualidad.

Los problemas que plantea el aire acondicionado no acaban ahí.

Los acondicionadores suelen utilizar gases refrigerantes (tipo HFC) que pueden calentarse miles de veces más que el CO2 cuando se liberan a la atmósfera.

Además, al arrojar aire caliente a las calles, el aire acondicionado contribuye a los efectos de isla de calor urbano. Un estudio de 2014 simuló el aumento de la temperatura nocturna de 1°C en el centro de la ciudad.

El aire acondicionado también plantea un gran problema de equidad.

El costo impide que muchas familias puedan acceder a esa comodidad. E incluso aunque el dispositivo sea instalado, el precio de la factura de la luz puede obligarles a elegir entre refrigeración y otras necesidades esenciales.

– Soluciones complementarias –

Según Enrica De Cian, investigadora sobre estos temas en la Universidad Ca’ Foscari de Venecia, «algunos países», pero también «algunas personas vulnerables», como ancianos o mujeres embarazadas, «realmente necesitamos aire acondicionado». Pero combinarlo con otros enfoques «complementarios» es fundamental.

En primer lugar, cree que hay que continuar aumentando la cuota de energías renovables en la producción de electricidad, de modo que la utilizada por los acondicionadores de aire genere menos emisiones.

Pero también seguir desarrollando e instalando aparatos de aire acondicionado asequibles que consuman menos energía, en lo que están trabajando las empresas emergentes. La AIE aboga por estándares de eficiencia más estrictos, pero también por que los acondicionadores de aire no se regulen por debajo de los 24° C.

«Debemos lograr enfriarnos de manera viable», resume Dubrow, porque con el calentamiento global «las cosas solo empeorarán». De todas formas, consideró que muchas de estas soluciones son «muy factibles».

«Aplicarlas es solo una cuestión de voluntad política», subrayó.