La delegación de Kenia que llegó a Haití para evaluar la situación de seguridad concluyó hoy su primera visita al país caribeño, tras reunirse con representantes gubernamentales, de la Policía y el cuerpo diplomático.

Con el alto mando policial, los 10 integrantes de la misión liderada por el embajador Georges Orina tuvieron una extensa jornada de trabajo, que permitió a los haitianos exponer sus expectativas en cuanto a la asistencia que precisa la fuerza de seguridad.



Los dirigentes de la Policía calificaron de «muy útil» la primera visita de la delegación de Kenia y confirmaron que todas las partes tienen la misma concepción de la misión: «no se trata de sustituir a la Policía Nacional ni de realizar su trabajo, sino de ayudarla a ser más eficaz, más adaptada y capaz de cumplir su misión de proteger y servir», según una nota del Ministerio de Comunicación.

Agregó que una de las peticiones formuladas por la Policía Nacional es la formación de unidades de intervención en el seno de la institución, capaces de enfrentar los crecientes retos en materia de seguridad y garantizar así la estabilidad del país.



Los kenianos arribaron a Haití el pasado domingo, luego de anunciar que su país está dispuesto a liderar la fuerza multinacional solicitada por Puerto Príncipe para contrarrestar la expansión de los grupos armados.

La fuerza multinacional debe recibir la aprobación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, pero ya países como Estados Unidos, Canadá, Jamaica y Bahamas anunciaron que apoyarían el esfuerzo.

Por su parte, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, aseguró en un informe que se necesita un uso enérgico de la fuerza por parte del despliegue multinacional de la policía, así como la utilización de medios militares para restablecer el orden público en Haití y desarmar a las pandillas.

El país caribeño lleva años sumido en la violencia, mientras las bandas amplían sus zonas de control, lo cual obliga a cientos de miles de personas a abandonar sus hogares.

Con cerca de 10 mil efectivos para cerca de 12 millones de habitantes, la Policía parece superada y admitió carecer de los recursos necesarios para detener a las pandillas.