«La inmigración destruirá Nueva York» alertó el alcalde demócrata Eric Adams, cuya ciudad recibe mensualmente más de 10.000 solicitantes de asilo.
«Nunca en mi vida tuve un problema para el que no veía el final. No veo un final para esto», dijo en un debate público el miércoles por la noche, en el respondió a preguntas de neoyorquinos, junto a su equipo de gobierno.
Más de 110.000 personas han llegado a la capital financiera y turística de 8,5 millones de habitantes en busca de asilo en el último año y medio, muchos enviados por los gobernadores republicanos de los estados fronterizos, en protesta por la política migratoria del gobierno federal del demócrata Joe Biden.
Hasta ahora, la mayoría llegaban varios países, especialmente de Venezuela y en las últimas semanas se sumaron inmigrantes de Ecuador o África occidental. También arriban inmigrantes rusófonos, que llegan a través de México, dijo el alcalde, cuya ciudad está obligada por ley a proporcionar techo, comida y sanidad a todo aquel que lo solicite.
Este expolicía afroestadounidense reclama con insistencia ayuda del gobierno federal, para hacer frente a esta crisis migratoria que le costará a las arcas de la ciudad 12.000 millones de dólares en tres años, anunció Adams a principios de agosto.
Actualmente, de los cuidados de la municipalidad dependen más de 60.000 solicitantes de asilo para dormir, comer, vestirse y escolarizar a sus hijos.
Las autoridades neoyorquinas tratan de que la responsabilidad de la crisis la asuma el gobierno federal.
Mientras tanto, Adams urge a Washington a que acelere los permisos de trabajo para los solicitantes de asilo para que puedan trabajar y dejar de depender de la ayuda municipal.
«Estamos a punto de perder la ciudad que conocimos, y estamos todo juntos en esto», dijo al pedir a los diferentes condados que integran la metrópoli que colaboren para hacer frente a esta crisis juntos. «No es ese el juego (de echarse la pelota unos a otros) que podemos jugar», dijo.