Demasiadas películas francesas que no cuentan con suficiente audiencia reciben ayudas públicas, según un informe del Tribunal de Cuentas de ese país divulgado este miércoles.
El texto analiza la gestión del Centro Nacional del Cine (CNC), un organismo público que depende del ministerio de Cultura, a lo largo de más de diez años (2011-2022).
El alto tribunal, que examina regularmente las cuentas del Estado, da un aprobado en líneas generales a la política cinematográfica francesa, la más potente a nivel europeo con cerca de 700 millones de euros de presupuesto anual (unos 770 millones de dólares).
En comparación, el presupuesto federal alemán rondó los 230 millones de euros (unos 255 millones de dólares) en 2022, y el español los 68 millones de euros (uns 75 millones de dólares), según las respectivas cifras oficiales.
Francia cuenta con más de 6.127 salas de cine, frente a las 5.385 de Italia, las 4.926 de Alemania y las 3.695 de España, según el informe del Tribunal de Cuentas.
La «excepción cultural francesa» despierta admiración y también controversia a nivel europeo por su elevado nivel de protección interior.
Las plataformas de cine en línea, por ejemplo (Netflix, Amazon, etc), están obligadas a respetar un estricto calendario de difusión de películas en Francia, y a contribuir a la financiación de la producción.
El alto tribunal organismo recomienda «una reforma profunda de las subvenciones», demasiado numerosas y complejas a su juicio, con más de un centenar de modalidades.
La salud del cine francés y el rol del Estado es un tema recurrente en el debate cultural.
La directora de cine Justine Triet, lanzó un ardiente discurso de protesta al recibir su Palma de Oro en Cannes por su película «Anatomía de una caída», en mayo.
Triet criticó un «esquema de poder dominante, cada vez más desacomplejado» que a su juicio pretende «romper la excepción cultural», en particular recortando las ayudas a los más jóvenes.
Esas críticas son «ingratas e injustas», reaccionó inmediatamente la ministra de Cultura, Rima Abdul Malak.
El modelo audiovisual francés «ha permitido el mantenimiento de un porcentaje del mercado de películas francesas del 40%».
«No sugerimos que haya menos películas, sino que haya menos películas que no logran captar público», explicó ante los periodistas el presidente del Tribunal, Pierre Moscovici.
Una tercera parte de las películas francesas atrayeron a menos de 20.000 espectadores en sala en 2019, mientras que hace una década era una cuarta parte.
Solamente el 2% de las películas son rentables gracias a su estreno en salas, según los cálculos del organismo.