Casi un año después de la implosión de su plataforma de criptomonedas FTX, el estadounidense Sam Bankman-Fried, héroe del ecosistema de monedas digitales hoy convertido en paria, se enfrentará desde el martes a cargos de fraude en un tribunal federal de Nueva York.
De ser condenado, es probable que este treintañero pase el resto de su vida en prisión, ya que los siete cargos que se le imputan conllevan una pena total de varias décadas de cárcel.
Su historia, que parece guionada en Hollywood, es la del ascenso meteórico de un empresario carismático que parecía dispuesto a ayudar a las criptomonedas a ganar respeto y estabilidad pero se hizo trizas en pleno vuelo.
Hasta 2022, «SBF», como se lo apoda, sedujo por su capacidad para construir la segunda plataforma de intercambio de criptomonedas más grande del mundo en sólo dos años y al mismo tiempo se hacía de un sector que no era muy comprensible para los medios de comunicación, los políticos y el público en general.
Con decenas de proyectos, una fortuna estimada en hasta 26.000 millones de dólares y siempre de bermudas, Sam Bankman-Fried encarnó el mundo de las criptomonedas.
Pero su castillo empezó a resquebrajarse a comienzos de noviembre, tras acusaciones que señalaban que los fondos de algunos clientes de FTX fueron usados, sin su conocimiento, para financiar una filial de la empresa, Alameda, y realizar inversiones arriesgadas.
El pánico se generó de inmediato. Inversores particulares y socios comerciales corrieron a recuperar su dinero, al punto de que FTX se hundió y se declaró en quiebra.
Cuando el polvo se asentó, faltaban unos 8.700 millones de dólares, según el administrador que gestionó la liquidación.
– Donaciones a políticos –
El fiscal federal de Manhattan, Damian Williams, lo acusó de desviar fondos de clientes de FTX e inyectarlos en Alameda, así como de comprar inmuebles en las Bahamas por varios cientos de millones de dólares y hacer donaciones a candidatos políticos en Estados Unidos.
Danielle Sassoon, miembro del equipo del fiscal Williams, declaró en una audiencia que la cantidad de víctimas de las presuntas acciones de Sam Bankman-Fried podría ser «superior a un millón».
Acusado de fraude y conspiración criminal, «SBF» fue extraditado a finales de diciembre desde Bahamas, donde estaba la sede de FTX, y fue puesto en libertad bajo fianza de 250 millones de dólares a su llegada a Nueva York.
Sin embargo, a principios de agosto fue detenido por el juez federal Lewis Kaplan por intento de manipulación de testigos.
Según el fiscal, Sam Bankman-Fried pasó documentos al diario estadounidense The New York Times en un intento de influir en el testimonio de Caroline Ellison, su exnovia y antigua ejecutiva de Alameda.
Ellison ha sido acusada en este caso y ha aceptado cooperar con las autoridades estadounidenses, al igual que otros tres antiguos ejecutivos del grupo.
El juicio podría durar hasta seis semanas. «SBF» ha admitido errores de gestión pero ninguna irregularidad, y ha acusado de irregularidades a Ellison.