Más de 1.300 edificios de la Franja de Gaza fueron completamente destruidos, informó este sábado la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al cumplirse una semana de los intensos bombardeos del ejército israelí tras la sangrienta ofensiva del movimiento islamista palestino Hamás.
Unas 5.540 viviendas «fueron destruidas» en estos edificios y otras 3.750 sufrieron daños tan graves que no puede ser habitadas, precisó Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, pos sus siglas en inglés).
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que estos bombardeos son «apenas el inicio» de la represalia que Israel busca imponer a Hamás tras su incursión en territorio israelí el pasado fin de semana, en la que murieron más de 1.300 personas, en su mayoría civiles. Se trata del ataque más letal de la historia del país.
En Gaza, al menos 1.900 personas –la mayoría civiles, entre ellos más de 600 niños– han muerto en los incesantes bombardeos israelíes contra el enclave, informó el Ministerio palestino de Salud.
«Según el Ministerio gazatí de Obras Públicas, 1.324 edificios, residenciales y no residenciales, incluyendo 5.540 viviendas, fueron destruidos», explicó la OCHA.
«Otras 3.743 viviendas fueron dañadas y ya no son habitables», agregó la fuente.
Además, otras 55.000 viviendas quedaron parcialmente dañadas, según la OCHA.
La ONU monitorea el número de personas que han tenido que dejar sus hogares en la Franja de Gaza a causa de los bombardeos: a última hora del jueves, el recuento superaba las 423.000.
Israel instó a la población del norte del enclave, donde viven alrededor de 1,1 millones de personas, a evacuar la zona rápidamente, de cara a la ofensiva terrestre que está preparando.
Según las estimaciones de la OCHA, el viernes a las 18H00 GMT, «decenas de miles» de habitantes habían dejado sus casas en el norte de Gaza.
Citando fuentes del Ministerio palestino de Salud, «fueron alcanzados (por tiros) vehículos de los evacuados del norte, matando a más de 40 personas e hiriendo a 150».
«Estos incidentes incitaron a muchos a abandonar la evacuación y a regresar a sus hogares», indicó la organización.
«En un principio no se establecieron corredores seguros para que la gente pudiera cumplir con la orden de desplazarse al sur de forma segura. Cientos de personas, incluyendo familias enteras, tuvieron que huir a pie», agregó la OCHA.
Según esa organización, la mayoría de las personas en la Franja de Gaza carecen de acceso a agua potable.
«La gente está consumiendo agua salobre de pozos agrícolas, y nos preocupa que esto pueda hacer que se propaguen enfermedades transmitidas por el agua», explicó la agencia de la ONU.
El apagón total de electricidad empujó a los servicios esenciales de salud, agua y saneamiento «al borde del colapso» y agravó la inseguridad alimentaria, agregó la oficina.