El crecimiento de la actividad económica estadounidense se duplicó en el tercer trimestre en proyección anual comparado con el trimestre anterior, impulsado por el consumo de las familias, una información que sigue alejando la perspectiva de una recesión y una buena noticia para el presidente Joe Biden en campaña por la reelección.
El crecimiento del PIB estadounidense alcanzó 4,9% en proyección anual (la cifra a 12 meses de mantenerse las condiciones al momento de la medición) en el trimestre julio-setiembre, según la primera estimación del Departamento de Comercio publicada el jueves.
Los analistas esperaban 4,0 a 4,7%.
«Nunca creí que necesitáramos una recesión para bajar la inflación», reaccionó Biden, felicitándose del dato, en un comunicado.
«Es un testimonio de la resiliencia de los consumidores y trabajadores estadounidenses» sostenidos por la política oficial «Bidenomics», añadió el mandatario en plena campaña, reiterando, una vez más, el término que ha acuñado para referirse a sus medidas en el área económica.
Los estadounidenses continuaron gastando y sostuvieron el principal motor de la mayor economía mundial: el consumo.
La proporción mayor de sus ingresos la dedicaron a electricidad, salud y medicamentos, servicios financieros y seguros. Aunque también compraron equipos informáticos y viajaron.
«La inversión inmobiliaria también aumentó», destacó Rubeela Farooqi, economista jefe de High Frequency Economics, en una nota.
– Crecimiento «explosivo» –
En la comparación trimestre a trimestre, el dato arroja 1,2% para el tercer trimestre.
Es un crecimiento «explosivo», señaló Kathy Bostjancic, economista jefe de la compañía de seguros Nationwide.
En el segundo trimestre la expansión de la economía estadounidense ya había sorprendido con una cifra de 2,1% en proyección anual, y 0,5% sobre el trimestre anterior.
¿La desaceleración, tan anunciada, llegará finalmente?
El crecimiento continuará en el cuarto trimestre, pero a un ritmo «significativamente» menor, prevé Farooqi, ya que las alzas de tasas de interés «deberían tener un impacto más importante sobre los consumidores y las empresas en el futuro».
El economista jefe de la Asociación de Banqueros Inmobiliarios (MBA), Mike Fratantoni, también espera que la situación se degrade, ya que «el ahorro acumulado durante la pandemia sigue disminuyendo y los salarios aumentan pero más lentamente».
– Nueva amenaza de «shutdown» –
La inflación erosiona desde hace dos años el poder de compra de los salarios en Estados Unidos. Y la Reserva Federal intenta, aumentando las tasas y encareciendo así el crédito, que la economía se enfríe y la presión sobre los precios decaiga.
Sus tipos de interés de referencia están en máximos desde 2001 y el costo de los préstamos se disparó.
Sin embargo, no ha logrado frenar el crecimiento.
Los estadounidenses tienen empleos y por lo tanto ingresos. Y muchas familias de mayor poder adquisitivo aún tienen ahorros de la época del Covid.
El famoso «aterrizaje suave», como se conoce a una caída de inflación sin que se dispare el desempleo ni se produzca una recesión, parece una realidad más cercana.
La mayor amenaza ahora es la de una parálisis de las finanzas públicas o «shutdown» desde el 17 de noviembre, si el nuevo presidente de la Cámara de Representantes, recién elegido, Mike Johnson, no logra que se vote una nueva ley de presupuesto que permita el funcionamiento del Estado federal.
La inflación en setiembre marcó 3,7% anual, según el IPC publicado por el Departamento de Trabajo. En tanto, el índice PCE, que sigue la Fed, será publicado el viernes
El objetivo de la Fed es que se sitúe en 2% anual.