El gobierno brasileño anunció este jueves una caída de 22,3% de la deforestación en la Amazonía en los doce meses hasta julio, el mejor resultado en cuatro años, pero la mayor selva tropical del mundo no escapa de incendios debido a una fuerte sequía.
Activistas ambientales celebraron los datos del sistema de vigilancia de deforestación PRODES, del brasileño Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), según los cuales la destrucción en la Amazonía brasileña entre agosto de 2022 y julio de 2023 fue de 9.001 km2.
Esa superficie, una reducción de 22,3% respecto al período agosto 2021-julio 2022, cuando el INPE detectó 11.594 km2 deforestados, «pone al país en rumbo de cumplir la meta climática», dijo en una nota el Observatorio del Clima, una coalición de grupos ambientalistas.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que asumió un tercer mandato en enero, prometió reducir a cero la deforestación en Brasil para 2030, revirtiendo las políticas ambientales de su antecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022), un escéptico del cambio climático.
Las cifras del INPE representan el mejor resultado desde 2019, punto de inicio de un incremento en la tala de la selva amazónica, que alcanzó un máximo en 15 años de 13.038 km2 entre agosto de 2020 y julio de 2021.
En rueda de prensa para presentar los resultados, la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, dijo que la Amazonía fue blanco de una «profusión de crímenes» en los últimos años «luego de un completo desmantelamiento de la estructura de gobierno ambiental», en referencia a Bolsonaro.
«Sabíamos que ahora no era como hace 20 años porque entonces no teníamos un cruce de tráfico de drogas y armas, invasiones de tierras, pesca y minería ilegal», afirmó Silva, que ocupó esa cartera durante parte de los primeros dos gobiernos de Lula (2003-2010).
Según el gobierno brasileño, la reducción de la superficies deforestadas entre agosto de 2022 y julio de 2023 permitió evitar la emisión de 133 millones de toneladas de CO2, un 7,5% del total del país.
Para Mariana Napolitano, directora ejecutiva de Estrategias de WWF-Brasil, el gobierno logró una «reducción importante» de la destrucción selvática, pero alertó sobre el «nivel muy alto de degradación» en la Amazonía, que corresponde al 59% del territorio brasileño.
«Estamos asistiendo al escenario de incendios extremos en una selva húmeda que normalmente no se quema espontáneamente», dijo Napolitano a la AFP.
Según WWF, la Amazonía registró el peor mes de octubre en 15 años, con 22.000 focos de incendios, un aumento de 59% respecto al mismo mes del año pasado.
El norte y noreste de Brasil atraviesan una fuerte sequía que ha disminuido el cauce de los ríos a niveles históricos.
La situación va a empeorar en los próximos meses, debido a la «alta probabilidad» de lluvias inferiores al promedio y temperaturas «superiores a los valores históricos», dijo en un informe el Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales (CEMADEN).