Los argentinos acuden este domingo al balotaje para elegir presidente entre el ministro de Economía, el peronista de centro Sergio Massa, y el líder ultraliberal Javier Milei, en uno de los comicios más reñidos y polarizados de sus 40 años de democracia.
Con una inflación anualizada de 143%, Massa se esfuerza por mostrarse como un líder sereno y experimentado, capaz de superar la grave crisis económica de Argentina con un gobierno de unidad nacional en el cual integraría a dirigentes de otras fuerzas políticas, con un «Estado fuerte y protector».
Milei, ajeno a la política hasta que fue electo diputado en 2021, se presenta como libertario y anarco-capitalista. Ha prometido eliminar el Banco Central y dolarizar la economía para terminar con la emisión monetaria y la inflación.
En la primera vuelta del 22 de octubre, Massa sacó 37% de los votos y Milei 30%. Para el balotaje, el ultraderechista obtuvo el respaldo del expresidente Mauricio Macri y de Patricia Bullrich, de la coalición de centro-derecha Juntos por el Cambio (24%).
Para esta segunda vuelta, los sondeos prevén un empate técnico, y los dos candidatos intentan hasta último minuto atraer a los indecisos, cruciales para el triunfo.
«La economía está a punto de explotar. Me preocupa mucho la educación y la salud pública. No tengo claro a quién votar. Pienso a futuro y ninguno me deja conforme. Uno ya trajo problemas y el otro trajo ideas muy explosivas», dijo a la AFP Máximo Alberti, un estudiante de 17 años que por primera vez va a una elección.
Milei, un economista de 53 años, cerró su campaña el jueves con un acto enfervorecido en Córdoba ante cientos de miles de seguidores que colmaron las calles de este bastión antikirchnerista. Al grito de «¡Libertad, Libertad!» aclamaron a su ídolo de melena despeinada y campera de cuero con look de estrella de rock, que volvió a cantar desde el podio antes de pronunciar su arenga.
Massa optó en cambio por reunirse con un grupo de jóvenes en el colegio Carlos Pellegrini, en Buenos Aires, en un evento sin estridencias, más conforme al estilo sereno cultivado por este abogado de 51 años, un político avezado que en las últimas décadas ha transitado por varios gobiernos, tiendas partidarias y pugnas electorales.
– Polarización –
La campaña osciló entre los sentimientos de enojo hacia la política tradicional que representa Massa y de miedo por los planteamientos disruptivos de Milei, que se ha mostrado a favor de la venta libre de armas y llegó incluso a declarar que la oferta de órganos humanos puede constituir «un mercado más».
«Estamos ante una de las campañas más agresivas que he presenciado, y la sociedad se ha polarizado todavía más», dijo a la AFP Paola Zubán, directora de la consultora Zubán, Córdoba y Asociados, quien prevé un resultado muy reñido.
«Será una elección voto a voto», señaló Zubán.
Tercera economía de América Latina, históricamente la sociedad argentina se ha enorgullecido de su extensa clase media. Pero hace ya más de una década que la economía no crece, y en cambio la pobreza ha aumentado hasta tocar a más de 40% de la población.
Argentina está endeudada con el Fondo Monetario Internacional a través de un programa crediticio por 44.000 millones de dólares que le exige una importante reducción del déficit fiscal.
En ese declive, el discurso de Milei contra lo que llama «la casta política chorra (ladrona)» logró un eco mayor al imaginado.
«Me preocupan las políticas que está aplicando el actual gobierno. No están viendo al país ni a la gente. Yo voté a Milei y lo voy a volver a votar. Los políticos lo único que hacen es mirar su bolsillo», aseguró Alejandro Santacruz, un carnicero de 49 años.
– Fantasma de fraude –
En las semanas recientes, La Libertad Avanza, el partido de Milei, ha denunciado un supuesto intento de fraude, algo inédito en Argentina.
Así, para el domingo se abstuvo de enviar todas las boletas de su partido a los centros electorales, al aducir que no confía en el mecanismo de custodia.
Aunque los expertos consideran que el sistema electoral es sólido y en la democracia nunca ha sido contestada elección alguna, Zubán advierte que la idea del fraude «ha calado en un sector de la población».
«Es un recurso conocido de las derechas radicales denunciar fraude antes de la votación. Lo hicieron los expresidentes Jair Bolsonaro y Donald Trump. Se intenta deslegitimar la elección si gana el otro», señaló la consultora política.
Para esta elección, que es de asistencia obligatoria, están inscritas en el padrón 35,8 millones personas. La votación se llevará a cabo entre las 08H00 (11H00 GMT) y las 18H00 (21H00 GMT).
El nuevo presidente debe asumir el 10 de diciembre por un periodo de cuatro años.