Necesaria nota aperitiva: ¿Cómo este Diario nos llega ahora? Gracias a gesto de la donación documental que ha protagonizado la familia, sobre todo por parte de Vicenta Vélez.
Ella hizo lo que debía hacer toda persona, familia o comunidad que esté en posesión de un documento histórico trascendente, para llevarlo a la institución que lo reciba, lo clasifique, lo cuide, lo registre y lo ponga a disposición de todo el mundo: el Archivo General de la Nación. Nos hace falta entender que la historia la hacemos todos.
Para donar documentos al AGN, basta con llevar el documento que corresponda (de texto, fotos, imágenes, videos, cintas de audio, libros y solicitar asistencia en la recepción. Vendrán del Departamento de Descripción, le harán llenar un acta de donación para luego hacerle llegar un certificado de su donación. Puede ser una donación en préstamo, o una copia del documento
El Diario de Caamaño (AGN Volumen CDXCVII, editor Andrés Blanco Díaz,2023) tiene el valor de ser una descripción objetiva, original, incontrastable desde el punto de vista de la fuente. Habla Caamaño . Claro, ha tardado medio siglo en llegarnos esa voz. Pero valió la pena. Es hora de decir verdades. Tiene la virtud de poner a cada quien, como dice la canción, «en su justo lugar». No será el libro del ano porque no puede serlo, debido a que es un documento, no un texto producido editorialmente para ese fin.
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El complejo peso emocional y político que debió enfrentar Francisco Alberto Caamaño Deñó para formar el grupo guerrillero, le supuso el desarrollo de enfrentamientos internos, expulsar gente que se evidenció no tenia las condiciones de valor personal, o de integridad , o de discreción o de cuidado incluyendo la falta de valor personal o , “apendejamientos”, y egos excesivos, casi todo compensado por la fortaleza de saberse ante un sacrificio máximo, armas en mano, en función de un ideal libertario, tuvieran o no razón en la elección de sus métodos de lucha.
El libro es el principal aporte bibliográfico de la X Feria del Libro de Historia Dominicana, – conjuntamente con otros dos tomos que presentan documentos y su correspondencia, en un documento que permite recoger la palabra y la actitud de una figura en torno a la cual, se han escrito decenas de libros, se ha producido entrevistas, se han elaborado ensayos, pero para esta oportunidad, lo que aporta el diario, es la perspectiva personal.
Se trata de una voz propia que, gracias al milagro de su registro escrito, nos llega desde el pasado, con el valor de no tener intermediarios porque proviene de pensamiento directo de la figura central de esta publicación.
Este es un libro histórico revelador, más allá de ser la estrella editorial para inaugurar un evento tan trascendente como la X Feria del Libro de Historia Dominicana. Su trascendencia es histórica al aportar información no conocida para completar un cuadro que hasta el momento, solo sea referido en versiones terciarias por parte de autores y ensayistas. Pero ahora, quien describe el proceso, es su principal protagonista.
Era, la de Caamaño, – y así lo refleja, una lucha compleja, cargada de condiciones que dificultaron una fluida dinámica interna, todo en nombre de los egos, las concepciones radicales y los enmascarados, los miedos a la muerte y maquillados como posturas ideológicas, con el telón de fondo del cuestionamiento a la vía militar que finalmente demostró que no era la apropiada y que representó un pago en vidas y sacrificios de estos jóvenes. Francisco Alberto Caamaño expone el agotador proceso de bregar con el proceso de reclutamiento, de adaptación de los hombres (que inició en con la aceptación de los tres primeros voluntarios con la perspectiva de alcanzar un máximo entre 50 o 100), sobre la base de que un número mayor de guerrilleros a esa cantidad, sería una proporción difícil de mantener fuera de los radares de los servicios de seguridad:
“Los hombres a operar en la guerra revolucionaria no deben de pasar de 50 a 100, puesto que esto provocaría una muy grande concentración. El resto dedicarlos a otras tareas, como lo es la resistencia armada, otros frentes, etc.” (Diario de Caamaño, página 34). Caamaño tenía claro que no podía ser, frente a la formación del grupo guerrillero, que no podía vender el facilismo de la ilusión en el sentido de que se encaminarían a un paseo de campo guerrillero con la victoria asegurada. Lo que les planteó a los guerrilleros, fue: “Hablar claro al personal sobre la necesidad de estar consciente de que la lucha será larga, difícil; que se sufrirán reveses, en fin, que los hombres tengan una comprensión cabal, de la tarea realiza”. (Diario de Caamano, página 34).
En sus orientaciones iniciales, el comandante establece incluso las distancias que se deberían guardar cuando se cambie de escenario bélicos, dejando un espacio de entre seis a ocho kilómetros.
La perspectiva de Caamaño sobre el desarrollo de lucha (uno de los puntos más debatidos sobre la procedencia práctica de la lucha mediante focos guerrilleros) es la siguiente:
“Sobre nuestra estrategia. Táctica militar y política:1. Estará basada en la organización de un grupo determinado de hombres, altamente capacitados y preparados y que operarán en la zona rural del país; su finalidad será la de formar el Ejército revolucionario Libertador. En este grupo estará centralizado todo el mando operacional de todo el país y todas las organizaciones clandestinas que operen en diferentes planes operacionales tácticos estarán subordinadas a este mando. La segunda parte de nuestra estrategia reside en la resistencia armada en todo el país, especialmente en las ciudades y zonas intermedias, subordinadas al mando centralizado. 2. El mando centralizado será el Estado Mayor de todo el movimiento armado” (Diario de Caamaño, página 40).
La lucha interna La postura de Francisco Alberto Caamaño al liderar un proceso que no ser solo militar, sino que tiene un compromiso ideológico, para cohesionar voluntades en torno a la gran tarea planteada:
Dice Caamaño:
“Todos los compañeros deberán formarse en el espíritu de la guerra y sus métodos de lucha revolucionaria, siendo, está nuestra línea a seguir. La pérdida de tiempo en cuanto a la lucha ideológica se refiere no entra en esta etapa de preparación. Esta tendencia, por nuestras propias experiencias, resulta negativa en la etapa de preparación, y tiende a llevar a los revolucionarios a perder la perspectiva de la guerra, con toda su secuela de inconvenientes y negatividades para el proceso” (Diario de Caamaño, página 69).
El siguiente relato de Caamaño refiere los rasgos de una lucha que no es militar frente el “enemigo” en el poder en República Dominicana, sino que tiene su contraparte en los propios militantes que están de su lado:
“Véome obligado a plantear con crudeza el significado de esta falta y la actitud irresponsable del compañero al cometerla. El compañero Chuta intenta, en principio, al tomar la palabra, quitarle importancia al hecho y viene a plantear mi dureza en la exposición. Esto me obliga a tomar de nuevo la palabra interrumpiendo al compañero Chuta y planteando aún con más claridad y energía el significado de la falta del compañero Manuel y la necesidad de que los compañeros no tomaran las cosas a la ligera. (Llegué a violentarme un poco y pedí excusas al grupo por mi actitud). Chuta volvió a hablar y lo mismo hicieron los demás compañeros, hay que señalar la firmeza y clara exposición del, compañero Eugenio, quien analizó inclusive las experiencias, anteriores, de los partidos tradicionales y lo que se hacía en estos casos de manera irresponsable (crítica y autocrítica) y, como si nada hubiera pasado, señaló la confianza en el grupo y la necesidad de comprender la seriedad de nuestra misión. Apoyó totalmente mi exposición, citando ejemplos de la misma. Fue muy duro con el compañero Manuel y señaló a los demás la responsabilidad nuestra con la revolución. Luego tomó la palabra el compañero Manuel; aceptó todo, criticó además su actitud, solo planteó con firmeza que no se le debería situar como un charlatán, que reconocía la gravedad del caso y sus consecuencias en tiempo de guerra y aun ahora, en estos momentos” (Diario de Caamaño, página 90).
Caamaño registra en página 127, el grupismo que se manifiesta en el núcleo de hombres, (a pesar de ser tan pocos, comentario de JRS):
“Grupismo (divisionista). a. No tratarme los problemas directamente. b. Significado de esta actitud. 2. Posición de dos compañeros (Chuta-Manuel) de grupo. 3. Posición de Julio en todo este problema (crítica dura). 4. Aceptación de grupo (Chuta-Manuel) de integración del compañero Julio. (?) 5. Responsabilidad directa de Chuta en estos grupos, así como de los demás. (?) ¿6. Hasta qué grado han violado la compartimentación. Pedir respuesta clara. (?) 7. Plantearle a Chuta que él tenía conmigo una importante conversación y que considero que esto ha influido mucho al giro actual de los problemas y que él tiene gran responsabilidad en esto. (?) (Diario de Caamaño, página 127).
Caamaño no vacila en exponer los aspectos más engorrosos de la comunicación interpersonal matizada por concepciones ideológica y visiones personales, o que plantea lo complejo, emocional y políticamente, el momento vivido.
En la página 139, Caamaño escribe:
“Conversación con los compañeros Ulises y Pedro sobre la situación general del país. Los llevo recios en otros aspectos tratados, por sus posiciones ambiguas y estrechas de enfocar los problemas. Puedo determinar en esta conversación que el compañero Julio se ha puesto en contacto con estos compañeros violando el compromiso de nuestra línea, donde debería permanecer clandestino, puesto que tan pronto terminara su tarea de información, debería plantearse la discusión conmigo para su salida, a Santo Domingo a efectuar tarea concreta. Estos compañeros están conscientes de que Julio viola uno de nuestros principios organizativos y, sin embargo, pretenden ocultarlo con un falso sentido de compañerismo”.
En algunos pasajes, el tono del intercambio, se torna abiertamente violento (desde el punto de vista verbal), como cuando Caamaño describe, la conversación con el compañero identificado como Pedro: 169:
“El compañero me contestó lo siguiente: Que los papeles del PCD encontrados, así como las otras conclusiones a que ha llegado, lo hacen a él desconfiar de la aplicación correcta de la línea y, como es natural, en la dirección, y que, además, debe decirme que ha llegado a la conclusión de que yo le he engañado y le he estado haciendo cuentos para retenerlo en Cuba, y que había que demostrarle lo contrario. Llegadas a este punto las cosas, detengo la conversación y le planteo. Estuve 2 o 3 horas explicando al compañero lo importante de estos principios y no solo su aceptación pura y simple, sino el convencimiento en la necesidad de su aplicación para echar las raíces de nuestro futuro Ejército Revolucionario. Hice hincapié con toda claridad, y por esto le planteé una nueva conversación para obtener su posición definitiva (el compañero, al final de mi exposición, de manera simple, me dijo que todo esto que yo le planteaba no era «nada nuevo» y que, por lo tanto, él estaba completamente de acuerdo con estos lineamientos) de la seriedad de estos lineamientos y le recalqué de nuevo que se iban a poner en práctica real y verdaderamente. Sobre caso de Pedro. Conclusión: Es el primer caso donde me veo obligado a expulsar un compañero de la organización. El origen de la actitud de este compañero lo veo, fundamentalmente, en la deformación a que se habitúan en las organizaciones tradicionales”. (Diario de Caamaño, pagina169).
Al parecer, Caamaño debió enfrentar unas batallas personales e ideológicas agotadoras por lo incómodo de bregar, en el marco de la formación de una fuerza militar guerrillero, con tantas “cabezas propias”:
“Sostengo conversación con el compañero Jesús. Este me informa que no se va a materializar la entrevista con César Rojas y Alfredo por lo siguiente:1. Plantean que quieren irse para Santo Domingo a «luchar». Con esta actitud rompen compromiso anterior con compañeros cubanos de prepararse para integrarse a la lucha guerrillera en el Ejército Revolucionario que se está formando y preparando en Cuba y que encabezo (Román) yo. Su posición es vacilante y falsa, en el fondo son dos cobardes que han visto la seriedad del asunto y se han considerado «embarcados». Es el caso típico del charlatán pseudo revolucionario. ”(Diario de Caamaño, página 183).
El Diario de Caamaño hoy es de patrimonio documental público gracias a una trascendente donación documental de la familia del comandante-guerrillero al Archivo General de la Nación, hoy es de dominio público el diario de Francisco Alberto Caamaño.
El ejemplo de Vicenta Vélez debería operar como estímulo para que personas, familias y comunidades, donen los materiales documentales que puedan servir a la restitución de la historia dominicana, entregándolos en original o copias al Archivo General de la Nación que tiene el personal y los equipos para poner en condiciones de resguardo y uso para quienes los necesiten en el futuro.