El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció este viernes que será candidato a la reelección en los comicios presidenciales de marzo de 2024 ya que, según él, no «había otra opción», con lo que podría mantenerse en el poder al menos hasta 2030.
Putin, de 71 años, fue elegido presidente de Rusia por primera vez en 2000 y ganó cuatro elecciones presidenciales. Entre 2008 y 2012 ejerció como primer ministro en un sistema político en el que la oposición es casi inexistente, tras años de represión.
El mandatario hizo el anuncio durante una ceremonia de entrega de condecoraciones a militares en el Kremlin, que incluyó a combatientes que participaron en la ofensiva en Ucrania, que Putin lanzó en febrero de 2022.
«No lo oculto, he tenido diferentes posturas en diferentes momentos, pero este es un momento en el que hay que tomar una decisión», afirmó al margen de la ceremonia.
«Me presentaré a la presidencia», dijo Putin. «Hoy no había otra opción», añadió.
Un participante de la ceremonia, Artiom Zhoga, combatiente y miembro del Parlamento local ruso en Donetsk (una ciudad ocupada en el este de Ucrania), se congratuló por la noticia.
«Estamos muy felices de que el presidente haya escuchado nuestra petición y que se presente», declaró Zhoga, citado por la agencia de noticias estatal RIA Novosti. «Rusia lo necesita».
– Sin contrincantes –
En esta carrera Putin no enfrenta a ningún contrincante relevante y, según analistas, es probable que busque ampliar su poder para ocultar las divergencias internas por la ofensiva en Ucrania.
Cinco grandes partidos han sido autorizados a presentar un candidato a los comicios de 2024 sin recoger firmas, todos ellos partidarios del Kremlin y de la operación en Ucrania.
Varios grupos de defensa de los derechos humanos denuncian que las elecciones anteriores se vieron empañadas por irregularidades y que probablemente se impedirá el trabajo de observadores independientes.
La nueva candidatura de Putin es posible gracias a una polémica reforma constitucional tramitada en 2020.
Gracias a esta enmienda, Putin puede presentarse en 2024 y en caso de que gane puede optar a la reelección en 2030, con lo que podría permanecer en el poder hasta 2036, cuando tenga 84 años.
Después de un año 2022 difícil marcado por reveses en el frente y una retahíla de sanciones occidentales, Rusia se encuentra en mejor situación por el fracaso de la gran contraofensiva de Ucrania en el verano boreal, la erosión del apoyo de Estados Unidos y Europa a Kiev y el reajuste de la economía nacional.
Casi todos los opositores de alto perfil, entre ellos el activista anticorrupción Alexéi Navalni, han sido encarcelados o forzados al exilio. Además, toda crítica a la operación contra Ucrania es duramente castigada en los tribunales.
– «Una parodia» –
Navalni cumple actualmente una condena de 19 años de prisión por cargos que sus partidarios afirman que son falsos.
En un comunicado emitido por su equipo el jueves, Navalni alentó a los rusos a votar por «cualquier otro candidato» aparte de Putin y calificó las elecciones de una «parodia».
Putin es un exagente de la KGB soviética que incursionó en la política en la alcaldía de San Petersburgo. En 1999 fue designado primer ministro durante el gobierno de Borís Yeltsin, a quien luego reemplazó como presidente interino hasta su primera elección en 2000.
Estuvo en el poder dos periodos hasta 2008 y luego, dado que tenía prohibido volver a presentarse, asumió como primer ministro durante el gobierno de Dmitri Medvedev.
Después volvió a presentarse a la jefatura de Estado en 2012 y 2018 y en las décadas que lleva en el poder ha desmantelado los avances democráticos de la década de 1990 y ha defendido la nostalgia de la Unión Soviética con un giro conservador.
Desde su llegada al poder, ha defendido la búsqueda de mayor influencia geopolítica con la segunda guerra de Chechenia (1999-2009), la invasión de Georgia (2008), la intervención en Siria (2015) y la anexión de la península ucraniana de Crimea en 2014.
La ofensiva de Rusia en Ucrania en 2022 convirtió a Putin en paria entre las potencias occidentales que impusieron una ola de sanciones sin precedentes orientadas a cortar la financiación de la operación militar.
Estas restricciones impulsaron un éxodo de las empresas occidentales y crearon perturbaciones para la industria, pero la economía mostró resistencia y las tasas de aprobación de Putin se han mantenido en niveles altos.