Quien hace unos días figuraba en medio de una constelación de exestelares del béisbol, quien en su época jugó un rol protagónico en una porción del historial que exhiben las Águilas, hoy se la busca a como de lugar para poder convivir de forma honrada junto a sus familiares.
Apolinar García, uno de los mejores lanzadores que tuvieron los cibaeños en la década del 90´s, hasta hace poco labraba terreno en varias tareas que posee un hermano de nombre Bienvenido García y donde recibía una paga de 20 mil pesos mensuales.
Empero, en la actualidad labora en una gomera como una especie de “chiripero”.
Un ganador de 29 partidos en Serie Regular vistiendo la camiseta de cinco conjuntos y miembro de tres equipos campeones de los cibaeños, hoy se encuentra en la obligación de aprender el oficio de tapar los pinches de las gomas, sin recibir una paga fija, solo con los “pesitos” que pueda proporcionarle el propietario del establecimiento y quizás un par de 100 pesos que pueda recolectar cada día de las famosas propinas.
“Laboro como ayudante en la gomera, es lo que hay hasta ahora y lo hago con amor y honradez, pues de ese trabajo es que nos mantenemos en el hogar”, sostiene el expitcher, ahora con 57 años y quien en su juventud y contaba con un status de tan “caballo de batalla” para los cibaeños que era bien admirado por la extensa fanaticada de esa exitosa franquicia.
Sacar las gomas, tapar los pinches a todo tipo de vehículos forman parte de su oficio. El establecimiento tiene por nombre, Gomera Sandy, está ubicado próximo al hogar en que viven sus padres en el kilómetro 91 ½ de la autopista Duarte en Bonao.
Detalla el Listín Diario que Apolinara se lleva casi 500 pesos diarios para su casa y de este monto debe realizar los gastos básicos en que incurre. Su esposa Juana Esperanza Pérez trabaja en una banca de lotería y de ambos montos resuelven a como de lugar.
Solo de la Federación Nacional de Peloteros Profesionales (Fenapepro) recibe un pequeño soporte de 5 mil pesos mensuales, los demás tiene que batallarlo para conseguirlo.
Recibe una pequeña ayuda de Héctor Acosta ( El Torito), senador por la provincia Monseñor Nouel, quien le regala algunas raciones de comidas.
Desde hace unos meses, el exlanzador se mantiene a la espera por un nombramiento en el Instituto Nacional de Educación Física.
“Esa es una de las esperanzas que tengo y espero con Dios delante que la misma se llegue a materializar”, expuso el expitcher, quien también ha instruido a varios jóvenes en el arte de lanzar en su natal Bonao.
Aunque permaneció una década en los circuitos minoritarios, jugó un par de temporadas en México y otros dos años en Taiwan, Apolinar no devengó una elevada suma de dinero, pues nunca probó el néctar de las Grandes Ligas.
Soló en tres ocasiones alcanzó el equipo Triple A, de los entonces Indios de Cleveland. Había firmado en febrero de 1987 para los Atléticos de Oakland y lo hizo de la mano de don Juan Marichal. En una docena de campaña compiló foja de 43-58.
El pitcher que en los 90´s logró 29 triunfos, que alcanzó otros 14 en semifinales y finales, hoy en la etapa que conduce a la vejez está convertido en alguien que debe emplearse el cualquier oficio de baja categoría, pero que la honradez y mantener el buen camino lo han obligado a hacerlo.