El papa Francisco pidió el lunes a la comunidad internacional que prohíba la gestación subrogada, denunciando una «comercialización» del cuerpo humano.
«El camino hacia la paz exige el respeto de la vida, de toda vida humana, empezando por la del niño no nacido en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirse en un producto comercial», declaró el pontífice durante su audiencia con los miembros del cuerpo diplomático de la Santa Sede por el inicio de año.
«En este sentido, considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño; y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre», añadió.
«Por ello, hago un llamamiento para que la comunidad internacional se comprometa a prohibir universalmente esta práctica», urgió.
La Iglesia católica se opone a esta técnica de procreación médicamente asistida que consiste en implantar un embrión en el útero de una gestante subrogada, que entrega al bebé a la pareja solicitante tras el nacimiento.
En junio de 2022, el jesuita argentino ya había calificado la gestación subrogada de «práctica inhumana».
En noviembre de 2023, el Vaticano indicó que los hijos de parejas del mismo sexo, ya sean adoptados o nacidos por maternidad subrogada, podrían ser bautizados.
Pocos países del mundo la autorizan y cuando lo hacen es sobre una base «altruista», es decir sin que haya una compensación financiera de por medio.
La gestación subrogada comercial, es decir en la que la gestante obtiene una contraprestación económica, es autorizada en algunos estados de Estados Unidos.