El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, llegó este lunes a Israel para tratar de desescalar el conflicto en Gaza e impedir que se propague a Líbano, donde, según una fuente de seguridad, un ataque israelí mató a un dirigente militar de Hezbolá.
Blinken aterrizó en Tel Aviv, donde el martes mantendrá conversaciones con las autoridades israelíes para hablar del futuro de la Franja de Gaza y en particular del «imperativo absoluto» de evitar la muerte de civiles en el territorio palestino.
Blinken, que llegó desde Arabia Saudita, una de las etapas de su gira regional, quiere presionar al gobierno del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, apoyándose en conversaciones sostenidas en varias capitales árabes durante su gira.
Su visita tiene lugar luego de la muerte de un jefe militar del Hezbolá en un ataque israelí. El responsable «desempeñaba un rol de primer plano en la dirección de las operaciones militares en el sur», donde los intercambios de disparos entre el movimiento libanés proiraní y el ejército israelí son casi diarios, según una fuente de seguridad israelí que pidió el anonimato.
Según Hezbolá se trata del «comandante Wisam Hasan Tawil». Es el responsable militar del Hezbolá de más alto rango que muere desde que este poderoso movimiento abrió un frente con Israel en apoyo al Hamás palestino.
Fue atacado en el pueblo de Kherbet Selm, a una decena de kilómetros de la frontera con Israel, cuando circulaba en su vehículo, de acuerdo a la fuente de seguridad.
Las crecientes tensiones en la zona alimentan el temor a una conflagración regional, cuando la guerra entre Israel y el movimiento palestino Hamás en Gaza entra en su cuarto mes.
El domingo, Blinken advirtió que el conflicto «podría hacer metástasis fácilmente», pero que su país está trabajando para «evitar» que la guerra se «extienda» por la región.
En Arabia Saudita, Blinken se reunió con el príncipe heredero Mohamed bin Salmán. Tras su paso por Israel, viajará el miércoles a Cisjordania ocupada y Egipto.
Según funcionarios estadounidenses, el secretario de Estado quiere evitar a toda costa que Líbano sea arrastrado a la guerra, convencer a Israel de que entre en una nueva fase militar menos mortífera y entablar un diálogo «difícil» sobre la posguerra.
Israel juró destruir al grupo islamista palestino Hamás tras el ataque que perpetró en su territorio el 7 de octubre y que dejó unos 1.140 muertos, según un conteo de la AFP basado en cifras israelíes.
Hamás se llevó además a 250 rehenes, de los cuales unos 132 permanecen cautivos en Gaza. El movimiento palestino Yihad Islámica difundió el lunes un video que muestra, según el grupo, a un rehén israelí con vida en la Franja de Gaza.
La ofensiva que Israel lanzó en Gaza en represalia por el ataque del grupo islamista palestino dejó por ahora 23.084 muertos, en su gran mayoría niños y mujeres, según datos del lunes del ministerio de Salud de Hamás, que gobierna ese pequeño territorio palestino.
Los bombardeos han dejado además varios barrios de Gaza en ruinas, provocado el desplazamiento de 85% de la población y causado una crisis humanitaria de niveles catastróficos, según la ONU.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que tuvo que anular por cuarta vez desde finales de diciembre la entrega de insumos médicos urgentes en el norte de Gaza debido a la falta de garantías de seguridad.
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este lunes que «trabaja» para que Israel reduzca su presencia en Gaza.
«He trabajado discretamente con el gobierno israelí para que reduzca considerablemente (su presencia) y salga de Gaza», dijo Biden en una iglesia de Charleston, Carolina del Sur, donde manifestantes interrumpieron un mitin para pedir un alto el fuego en el territorio palestino.
– «Ningún lugar seguro» –
Según el gobierno de Hamás, las operaciones israelíes mataron a 249 personas y herido a 99 en las últimas 24 horas en el centro de Gaza.
El ejército israelí anunció ataques en Jan Yunis, principal ciudad del sur del territorio asediado, en los que murieron «diez terroristas que se preparaban para lanzar cohetes contra Israel».
El lunes, un ataque en Rafah, en el extremo sur de Gaza, destruyó también un vehículo del que socorristas y residentes estaban sacando cadáveres, según la AFPTV.
Cientos de miles de habitantes han acudido a Rafah para escapar de los combates que tienen lugar más al norte.
Dos periodistas que trabajaban para el canal Al Jazeera, Mustafa Thuria y Hamza Wael Dahdouh, murieron el domingo en un ataque contra su vehículo en esa ciudad. Un tercer periodista que iba con ellos, Hazem Rajab, está gravemente herido.
El ejército israelí asumió la responsabilidad del disparo, declarando a la AFP que iba dirigido a «un terrorista que pilotaba un artefacto volador que suponía una amenaza para las tropas», y que estaba «al corriente de informaciones según las cuales otros dos sospechosos que viajaban en el mismo vehículo también fueron alcanzados durante el ataque».
Estas víctimas elevan al menos a 79 el número de periodistas y profesionales de los medios de comunicación, en su mayoría palestinos, muertos desde el 7 de octubre, según el Comité para la Protección de los Periodistas.
La ONU, «muy preocupada» por el elevado número de periodistas muertos en Gaza, pidió que estos hechos sean «objeto de una investigación exhaustiva e independiente».