Taiwán celebra el sábado unas elecciones para escoger un nuevo presidente que deberá guiar en los próximos cuatro años las relaciones de esta isla de gobierno democrático con una China cada vez más agresiva.
Taiwán, país de 23 millones de habitantes con un sistema político democrático, está separada por un estrecho de 180 kilómetros de ancho de China continental, gobernada por el Partido Comunista, que afirma que la isla es parte de su territorio.
El presidente chino, Xi Jinping, nunca ha renunciado a usar la fuerza para recuperar el control sobre Taiwán, una amenaza que ha sobrevolado toda la campaña electoral.
El candidato favorito Lai Ching-te, actual vicepresidente del gobierno del Partido Progresista Democrático (PPD) y defensor de la soberanía de la isla, pidió a los votantes «elegir el camino correcto» para mantener la fuerza de su democracia.
Su principal oponente, el ex jefe de policía y alcalde Hou Yu-ih, considera a Lai un peligro para las relaciones con Pekín y asegura que el Kuomintang (KMT), su partido, es el único capaz de mantener la paz con China.
En tercer lugar, Ko Wen-je, del Partido Popular de Taiwán (PPT), se presenta como una alternativa a los dos grandes partidos.
Aunque durante la campaña se evocaron temas sociales como el salario y la vivienda, el tema central fue la cuestión de China.
Los nacionalistas impusieron una autocracia en esta isla a la que huyeron en 1949 tras ser derrotados por los comunistas en la guerra civil de China. Pero en los años 1990 floreció la democracia.
«Solo queremos mantener nuestro estilo de vida y nuestros principios», dijo Chen, un hombre de 65 años, en un reciente mitin del PPD en el sur de Taiwán.
– Ruido de sables –
Durante décadas, las tensiones con China han convertido a Taiwán en un potencial foco de enfrentamiento militar.
Estados Unidos ha gastado miles de millones en armar a esta isla, situada estratégicamente en un paso marítimo que conecta el mar de China Meridional con el océano Pacífico.
Pero el poder militar y las ambiciones de China han crecido, y con ellos sus maniobras en torno a Taiwán.
Aviones, drones y barcos del Ejército Popular de Liberación son detectados a diario alrededor de la isla. Recientemente, Pekín ha organizado maniobras militares simulando un bloqueo del territorio y lanzando misiles contra sus aguas.
«Todas estas amenazas reflejan el deseo de Pekín de avanzar hacia una ‘reunificación'», dice a la AFP Françoise Mengin, experta sobre China en la universidad Sciences Po de París.
Este mismo jueves, China dijo que una victoria de Lai en las elecciones es un «grave peligro» y lo acusó de «instigación de conflictos a ambos lados del estrecho».
«Pekín debe dejar de inmiscuirse en las elecciones de otros países y celebrar las suyas», replicó el ministro taiwanés de Relaciones Exteriores, Joseph Wu.
En los dos mandatos de la presidenta saliente Tsai Ing-wen, del mismo partido que Lai, China redobló la presión diplomática, económica y militar sobre la isla y cortó las comunicaciones de alto nivel con Taipéi.
«Un aumento de tensiones (…) podría conducir a un conflicto directo entre las dos grandes potencias: Estados Unidos y China», dijo Ivy Kwek, del centro de reflexión International Crisis Group.
La escalada de tensión comenzó ya en la previa de las elecciones con el anuncio de que Estados Unidos enviará una delegación «no oficial» a la isla tras las elecciones.
La portavoz de la cancillería china, Mao Ning, instó a Washington a «abstenerse de intervenir en las elecciones en la región de Taiwán, bajo la forma que sea, para evitar dañar gravemente las relaciones sino-estadounidenses».
– Cada uno su vida –
Cualquier conflicto tendría «enormes ramificaciones para la economía mundial».
La isla produce un 90% de los microchips más avanzados del mundo. Además, un bloqueo marítimo de Taiwán afectaría el transporte de la mitad de los contenedores de mercancías del mundo, según Rhodium Group.
Las demostraciones de fuerza de China también hicieron mella en los sentimientos de los taiwaneses hacia el continente.
Actualmente, menos del 3% de la población se considera china, un marcado declive respecto al 25% que se definía así en 1992.
La represión de China en la ciudad de Hong Kong o la invasión de Rusia contra Ucrania en 2022 agravaron los temores de los taiwaneses.
«Lo mejor (…) es simplemente mantener el statu quo para la tranquilidad de todo el mundo», dice Huang Shi-Chang, militante del KMT de 67 años.
«Dejemos que el Partido Comunista de China viva su vida, y nosotros vivimos la nuestra».