Grecia se apresta a autorizar este jueves el matrimonio homosexual y la adopción de niños por parejas del mismo sexo, una reforma social de gran calado llevada a cabo por el gobierno conservador pese a la feroz oposición de la influyente Iglesia Ortodoxa.
Este país del Mediterráneo, donde predomina un modelo de familia tradicional, se convertirá así en el 37º en el mundo, el 17º de la Unión Europea y el primero de religión cristiana ortodoxa en legalizar la adopción por parejas homosexuales.
Para las asociaciones LGTB+ y las parejas homosexuales con niños, Grecia vive «un momento histórico».
La votación de los diputados está prevista por la noche, después de una intervención ante el Parlamento del primer ministro Kyriakos Mitsotakis, que preparó el proyecto de ley.
Su aprobación no plantea dudas, debido al apoyo de varios partidos de la oposición de izquierda.
Pero Mitsotakis se enfrenta a la rebelión del ala más conservadora de su partido Nueva Democracia (ND), opuesta a esta reforma que permitirá a dos personas del mismo sexo contraer un matrimonio civil comparable al reservado hasta ahora a un hombre y una mujer.
Y esa postura podría contar a lo sumo con los votos de un centenar de los 158 diputados de la bancada oficialista.
El jefe de gobierno dio libertad de voto a los legisladores de ND.
Desde 2015, Grecia permite una unión civil fuera de los cánones tradicionales, que no ofrece las mismas garantías jurídicas que el matrimonio civil.
– Momento histórico –
El año pasado, el matrimonio igualitario se convirtió en una medida emblemática del segundo mandato de Mitsotakis, que lo presentó como «una etapa importante hacia la igualdad de todos los ciudadanos».
Su aprobación, aseguró, permitiría además poner fin a situaciones absurdas de tipo legal y afectivo.
«Los padres del mismo sexo podrán por fin dormir pacíficamente por la noche», porque estarán «libres del miedo de que si les pasa algo, su hijo termine en una institución», declaró al presentar la reforma ante el Consejo de Ministros a finales de enero.
Hasta ahora, sólo el progenitor biológico tenía derechos sobre el niño. En caso de fallecimiento de éste, el Estado retiraba la custodia al otro padre.
Y los hijos de dos padres no pueden obtener documentos de identidad, ya que el nombre de la madre es obligatorio en el registro civil.
Para Konstantinos Androulakis, un griego de 46 años casado en el Reino Unido con Michael y padre de dos niños de 6 y 11 años, Grecia vive «un momento histórico».
«Es un importante trampolín», afirma a la AFP este consultor londinense que viajó a Grecia para la ocasión, con la esperanza de que en el futuro «los derechos de las personas LGTB+ mejoren» en este país.
Algunos lamentan que el proyecto de ley no autorice la gestación subrogada a parejas homosexuales.
La mayor parte del debate que sacudió al país en las últimas semanas hace referencia a la homoparentalidad.
Las encuestas de opinión muestran que los griegos son más bien favorables al matrimonio igualitario pero se oponen a la adopción por las parejas del mismo sexo.
En un país 95% ortodoxo, la Iglesia manifestó desde el principio su total oposición al proyecto.
«Los niños tienen una necesidad innata y el derecho a crecer con un padre de sexo masculino y una madre de sexo femenino», asegura el Santo Sínodo, que dirigió una carta a los diputados.
También se leyó un sermón en todas las iglesias del país el domingo 4 de febrero.