Las muertes violentas no se detienen en la calle 42 del capitalino sector Capotillo, en el Distrito Nacional. Solo dan descanso de semanas o días para que ocurran otras.
Alrededor de las 5:00 de la mañana de este lunes cayó abatido a tiros en esa vía un joven, cuyas generales se desconocen.
Del caso solo se conoce que fue ultimado en medio de un “teteo” de esos que amanecen en el sector llevando intranquilidad a sus comunitarios.
Los residentes de la zona dijeron que lo que saben es que el hombre fue ultimado durante una discusión que se armó entre miembros de bandas y que la ahora víctima trató de mediar y, como consecuencia fue impactado de bala, muriendo en el lugar.
Detalla el Diario Libre que el cuerpo quedó tendido en la acera boca arriba. La víctima vestía un pantalón jean azul roído, tenis negros con blanco y un poloshirt blanco.
Añadieron que, de acuerdo a informes que pudieron obtener de manera temerosa, el occiso no era de la barrida y que había ido al lugar a beber desde Villa Francisca, sector también capitalino.
Explicaron que el hecho ocurrió en uno de los drinks que están bajando por la zona conocida como La Canchita por El Manguito. Dijeron que muchas muertes y enfrentamientos ocurren en esa zona de La 42.
Los comunitarios pidieron a las autoridades que, por favor, se apiaden de ellos e intervengan la zona de verdad, pues no pueden hacer su vida de manera cotidiana, pues los «teteos» comienzan en la noche y no tienen fin, lo que les impide hasta caminar por la vía y desplazarse a sus lugares de trabajo, escuelas y otros destinos.
No creen en «Teteo Seguro»
En torno al programa llamado «Teteo Seguro», un señor, que pidió reservas de su nombre por temor a los delincuentes, deploró esa iniciativa que, según las autoridades del Ministerio de la Juventud, busca crear entornos seguros y sin violencia mientras se comparten actividades. El residente aseguró que esto no funciona y que los miembros de la Policía Nacional que acuden a Capotillo lo que hacen es que «cogen sus cuartos y se van».
«Aquí las autoridades no están haciendo nada. Vienen, cobran y se van como si nada y nosotros estamos a merced de los delincuentes», se quejó.
«Queremos vivir en paz, que podamos salir a las calles sin miedo y sin que cada rato maten a uno», agregó.