Vladimir Putin advirtió este jueves durante la conmemoración de la victoria soviética frente a los nazis en 1945 que las fuerzas nucleares estratégicas están «siempre» en alerta, en medio de tensiones con occidente por el conflicto en Ucrania.
El presidente ruso presidió el desfile militar del 9 de mayo en la Plaza Roja para conmemorar el Día de la Victoria, en el que participan más de 9.000 militares, según medios rusos, así como vehículos blindados, lanzamisiles y aviones.
«Rusia hará todo lo posible para evitar un enfrentamiento global, pero al mismo tiempo no permitiremos que nadie nos amenace. Nuestras fuerzas estratégicas [nucleares] están siempre en alerta», dijo el presidente ruso.
En otra señal de la ruptura cada vez más profunda con occidente, Putin ordenó recientemente ejercicios nucleares tácticos con la participación de tropas estacionadas cerca de Ucrania, en respuesta a las «amenazas» occidentales dirigidas a Rusia.
El jueves, Putin acusó a occidente de querer «olvidar las lecciones» de la Segunda Guerra Mundial y afirmó que Rusia, que se presenta como un contrapeso a la influencia anglosajona, rechaza «la pretensión de exclusividad» de cualquier gobierno o alianza.
Luego reafirmó que Rusia, en pleno conflicto en Ucrania, vive un «período difícil». «El destino de la patria y su futuro dependen de cada uno de nosotros», dijo, recordando a los «héroes» que luchan por Moscú en el frente.
Putin, de 71 años, presenta el asalto a Ucrania como un conflicto existencial para su país en una lucha contra un gobierno ucraniano que califica de «neonazi».
El jefe del Kremlin lleva mucho tiempo movilizando la memoria de la Segunda Guerra Mundial, en la que murieron 27 millones de personas del lado soviético, para presentarse como heredero de la Unión Soviética y legitimar su propio poder.
– Desfiles cancelados –
El desfile en la Plaza Roja de Moscú se ha visto afectado por las consecuencias diplomáticas y de seguridad del asalto a Ucrania y Putin, aislado en la escena internacional, solo estaba rodeado el jueves de unos pocos jefes de Estado de aliados cercanos.
Entre ellos estaban los dirigentes de Bielorrusia, Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán o Turkmenistán, según el Kremlin, que dijo que también estaban invitados los de Cuba o Laos.
Algunos desfiles también han sido cancelados por razones de «seguridad», en particular en las regiones de Kursk, cerca de la frontera ucraniana o Pskov, junto a Estonia.
La vida cotidiana de los rusos se ha visto perturbada por el conflicto y Ucrania ha multiplicado los ataques en territorio ruso en los últimos meses.
Las regiones fronterizas, como Bélgorod, son objetivo recurrente de ataques, respondiendo, según Kiev, a los de Rusia en Ucrania.
El desfile del año pasado fue mucho más modesto que en años anteriores, con muy poco equipamiento moderno y cuando las tropas rusas estaban masivamente movilizadas en el frente. Rusia acababa de sufrir entonces una serie de fracasos en el terreno.
Un año después, la situación es bastante diferente: el ejército ruso ha sufrido pérdidas significativas y no puede lograr un avance real, pero recientemente ha logrado avances territoriales contra las tropas ucranianas en dificultad.
La contraofensiva de Kiev ha fracasado, y es Ucrania la que ahora teme que su oponente, que tiene más hombres, equipos y municiones y una industria militar más poderosa, lance una operación a gran escala cuando llegue el verano.
Los combates continúan y dos personas murieron por bombardeos rusos en Nikopol, en el sur de Ucrania, anunciaron el jueves las autoridades locales, al tiempo que hubo varios heridos en la región rusa de Bélgorod por ataques ucranianos.
En el frente interno, el poder de Vladimir Putin también es más indiscutible que nunca. La represión aplastó todas las voces disidentes y su gran oponente, Alexéi Navalni, murió en prisión a mediados de febrero en circunstancias aún sin aclarar.