En su stand de la Thai Dive Expo de Bangkok, Jakapat Yodnil habla de su curso de buceo en las aguas cristalinas de la paradisíaca isla de Koh Tao, en el golfo de Tailandia. Pero, detrás de la sonrisa, esconde su inquietud respecto al blanqueamiento de los corales que amenaza su sustento y el mundo marino que adora.
Debido a las temperaturas récord de los océanos, el arrecife coralino, pierde las algas que lo habitan, y por ende sus colores, y queda blanco.
Este blanqueo masivo, registrado en 62 países y territorios, se extiende y se agrava según los científicos.
Frente a este problema Tailandia prohibió recientemente a los buceadores en 12 parques nacionales marinos de forma temporal.
«En enero el blanqueamiento no es muy visible, pero ahora se puede ver en todos los sitios de buceo», explica a AFP Jakapat, maestro de buceo e instructor de apnea de 25 años.
«Este año es el peor en blanqueamiento de corales», afirma Kanako Yukinaga, dueño de una tienda de buceo en Pattaya, al sur de Bangkok.
«Es así en todas partes, especialmente cerca de las costas. Estoy muy triste», cuenta esta japonesa instalada en Tailandia desde hace 24 años.
El blanqueamiento se produce cuando las zooxantelas, algas microscópicas que viven en el coral -lo alimentan y le dan su color-, no sobreviven al calor.
A largo plazo el coral corre el riesgo de morir, lo que representa una verdadera amenaza para el sector del buceo cuya actividad depende de un mundo marino dinámico.
– Mayor respeto por los arrecifes –
Muchos expositores están desmotivados como Luke Juthasompakorn, que comenzó hace tres años.
«Para ser honesto es bastante deprimente», comenta el joven de 32 años. «El mundo del buceo evoluciona hacia una mentalidad más respetuosa con los arrecifes pero soy pesimista respecto el futuro», añade.
El sobreturismo, los buceadores negligentes y los operadores sin escrúpulos contribuyeron a dañar o estresar algunos de los sitios de buceo más conocidos del mundo.
La industria es consciente de formar parte del problema, y según Steve Minks -instructor en Koh Tao- todavía tiene un papel que desempeñar.
«Lo que intentamos hacer es educar a la gente», detalla este hombre de 58 años, certificado en buceo de conservación.
«La única manera de cambiar las cosas es trabajando en la educación, especialmente enseñando a los buceadores a vigilar la salud de los arrecifes», subraya.
Recientemente observó una temperatura de aproximadamente 33º C a más de 20 metros de profundidad.
«Los corales no pueden sobrevivir a esta temperatura. Si no baja, se acabó. Pero hay mucho trabajo en marcha en Koh Tao», insiste con optimismo.
Desde la pandemia de covid constató que el interés por el buceo de conservación aumentó, lo que atribuye a una toma de conciencia creciente de las amenazas al medio marino.
Otros también creen que los buceadores tienen un papel clave que desempeñar en la sensibilización y la protección de la salud de los arrecifes.
«La fotografía submarina solo puede ser realizada por buceadores y así podemos mostrar la verdad», afirma Kanako.
Pero añade que es difícil no sentirse impotente ante el ritmo del cambio climático. «Si las cosas siguen así y el entorno submarino no puede sobrevivir, quizás la industria del buceo tampoco», lamenta.