Rusia reconoció por primera vez este viernes que el grupo yihadista Estado Islámico (EI) es responsable del atentado contra la sala de conciertos Crocus City Hall, en las afueras de Moscú, que dejó al menos 144 muertos el 22 de marzo, y que las autoridades vincularon a Ucrania.
El grupo EI revindicó en repetidas ocasiones su responsabilidad, pero Moscú intentó vincular a Ucrania y a Occidente al ataque, el peor atentado registrado en Rusia en veinte años.
«En el curso de la investigación (…), se determinó que la preparación, la financiación, el ataque y la retirada de los terroristas fueron coordinados por internet por miembros del grupo Provincia de Jorasán», la rama afgana del EI, declaró el director de los servicios de seguridad rusos (FSB), Alexander Bortnikov, citado por la agencia RIA Novosti.
El grupo EI revindicó en repetidas ocasiones el atentado, pero Moscú intentó reiteradamente vincular a Ucrania y a Occidente al ataque.
Bortnikov no descartó esta posibilidad en su comunicado el viernes, en el que asegura que «al completar el ataque, los terroristas recibieron claras instrucciones de dirigirse a la frontera ucraniana, desde donde el otro lado se les preparó una ‘ventana'».
Ucrania ha negado reiteradamente cualquier vínculo con el ataque.
El 22 de marzo, hombres armados vestidos con ropa de camuflaje abrieron fuego en la sala de conciertos Crocus City Hall, en la periferia de la capital rusa, y después incendiaron el edificio.
Al menos 144 personas murieron y 360 resultaron heridas, en lo que es el peor ataque cometido en Rusia desde 2004.
Más de 20 sospechosos fueron detenidos, incluido los cuatro atacantes, procedentes todos de Tayikistán, una exrepública soviética de Asia Central vecina de Afganistán.
A finales de marzo, el presidente ruso Vladimir Putin reconoció que el atentado fue cometido por «islamistas radicales», pero siguió insinuando que Kiev lo había ordenado.