El consejo presidencial de transición de Haití nombró el martes a Garry Conille como primer ministro, que tendrá la misión de liderar esa nación caribeña golpeada por la violencia, anunciaron miembros de la junta.
El nombramiento se produce mientras Haití aguarda desesperadamente la llegada de una fuerza internacional liderada por Kenia que buscará retomar el control del país, en manos de las poderosas y violentas pandillas que operan en la capital, Puerto Príncipe.
Conille, médico de 58 años que ya ejerció como primer ministro de Haití durante seis meses entre 2011 y 2012, fue nombrado tras la renuncia en marzo de Ariel Henry en medio de un aumento de la violencia de las pandillas en el país.
Creado en abril, el consejo presidencial de transición se halla en medio de luchas de poder al tiempo que trata de abordar los problemas que aquejan al país. Su decisión de nombrar a un primer ministro interino se esperaba hace tiempo.
A finales de febrero, bandas atacaron de manera coordinada sitios estratégicos en Puerto Príncipe para provocar la salida de Henry.
Se calcula que el 80% de Puerto Príncipe está bajo control de bandas criminales, acusadas asesinatos, violaciones, saqueos y secuestros.
La población también afronta una grave crisis humanitaria por escasez de alimentos, medicinas y otros bienes básicos.
Unicef advirtió la semana pasada que el sistema de salud está «al borde del colapso» por una «combinación de violencia, desplazamientos masivos, epidemias peligrosas y la creciente desnutrición».
– «Desmantelar las pandillas»-
Haití aguarda el despliegue de un primer contingente de la fuerza multinacional liderada por Kenia, cuya llegada se pospuso la semana pasada.
El llamado a un despliegue inmediato cobró más fuerza luego de que el viernes se anunciara el asesinato de tres personas, entre ellas una pareja de misioneros estadounidenses.
«La situación de seguridad en Haití no puede esperar», alertó la semana pasada un portavoz del gobierno estadounidense.
Durante una audiencia parlamentaria, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se refirió a Haití como un país «al borde de convertirse en un Estado fallido», y subrayó la necesidad de enviar una fuerza multinacional.
La misión, apoyada por la ONU y con la que Estados Unidos colabora a nivel logístico -sin enviar personal-, tiene como fin ayudar a la policía haitiana en su lucha contra las pandillas.
La fuerza internacional busca brindar seguridad al país y «desmantelar las pandillas», dijo la semana pasada el presidente keniano, William Ruto.