Una puerta del palacio presidencial de México derribada por manifestantes. La escena revelaría a un inquilino vulnerable. Pero Andrés Manuel López Obrador, presidente saliente de México, goza de una amplia popularidad que convive con acusaciones de autoritarismo.
A tres días de que se elija a su sucesora, López Obrador dice que su mayor orgullo fue reducir la pobreza, y admite como gran deuda no haber encontrado a los estudiantes desaparecidos en 2014, motivo por el que un grupo de jóvenes tumbó la puerta de la sede de gobierno con una camioneta en marzo pasado.
Aquí cinco claves que definen a AMLO -acrónimo del mandatario- y su gestión.
1. Animal político
El carismático López Obrador, de 70 años, conoce la política mexicana como pocos. Desde que arengaba en autobuses en su natal Tabasco (sureste), lleva medio siglo de batallas que lo convirtieron en imán de masas, y deja el gobierno con 66% de aprobación.
Según analistas, esa popularidad le dio un teflón por donde resbalan ataques de adversarios a quienes llama «mafia del poder», y le ayudó a catapultar a Claudia Sheinbaum como favorita para reemplazarlo.
Su impronta es la terquedad, que asumió como cualidad para conquistar la presidencia en el tercer intento -denunció fraude dos veces- y presenta sus reformas como un proyecto de «transformación» del país para romper el maridaje «corrupto» entre poder político y económico.
Bajo el lema «primero los pobres», mantiene no obstante una estrecha relación con el magnate mexicano Carlos Slim, el hombre más rico de Latinoamérica que obtuvo jugosos contratos durante su gobierno, y se entendió por igual con los presidentes estadounidenses Donald Trump y Joe Biden.
Autor de 20 libros sobre política, no escapa al culto a su personalidad. Sus seguidores, conocidos como «amlovers», coleccionan llaveros, imanes o peluches llamados «amlitos».
«Es un animal político», dice Pamela Starr, profesora en la Universidad del Sur de California y experta en México.
2. «Abrazos, no balazos»
Mantiene el aura pese a su fallida política de atacar la violencia del narcotráfico desde las raíces, a su entender pobreza y marginación, antes que a los cárteles.
«Al mal hay que enfrentarlo haciendo el bien», repite sobre su estrategia de «abrazos, no balazos» en La Mañanera, su conferencia de prensa diaria divulgada en su canal YouTube, que tiene 4,3 millones de suscriptores.
Durante su gobierno hubo casi 190.000 homicidos y la cifra de desaparecidos superó los 100.000.
Aunque impulsó una pesquisa por los 43 estudiantes de Ayotzinapa, no hay condenas y familiares de víctimas lo acusan de proteger a militares supuestamente implicados en esta desaparición atribuida a narcotraficantes.
3. Menos pobres
Licenciado en ciencias políticas, el presidente basa su popularidad en ayudas directas a la tercera edad, jóvenes y discapacitados.
Triplicó la inversión social. Aunque presume que no se endeudó ni aumentó impuestos, economistas consideran que el modelo es insostenible cuando el déficit fiscal supera el 5% y el crecimiento promedio de su sexenio fue apenas de 0,8%.
Durante su gobierno, 8,9 millones de personas salieron de la pobreza, en la que aún vive un tercio de los 129 millones de habitantes.
Su gobierno asegura que 79% de los hogares recibe alguna ayuda, que tanto Sheinbaum como su rival de centroderecha Xóchitl Gálvez prometen mantener.
«Hay una complicidad de clase» entre AMLO y sus simpatizantes, explica el escritor y analista Jorge Zepeda Patterson.
4. Beligerante
AMLO, quien se confiesa cristiano y en su austeridad vendió el lujoso avión presidencial, rivaliza con políticos, la Suprema Corte y un sector de la prensa tradicional al que llama «hampa del periodismo».
Ni el asesinato de 37 periodistas durante su gobierno -según Reporteros Sin Fronteras- le ha hecho bajar el tono, duro con feministas y ambientalistas.
«Millones van a votar contra el autoritarismo», avisa Gálvez.
AMLO maneja con pragmatismo la vital relación con Estados Unidos, marcada por el narcotráfico, la migración y la intensa relación comercial.
Cedió ante Trump para recibir a miles de migrantes expulsados, redobló la vigilancia fronteriza y lo defendió cuando lo suspendieron de Twitter. Fue además de los últimos en felicitar el triunfo de Biden en 2020. Trump lo llama «amigo».
5. Jubilación
Amante del béisbol y casado por segunda vez en 2006 tras enviudar, AMLO promete jubilarse de la política en octubre e irse a «La Chingada», su rancho en Palenque (Chiapas, sur).
«No debe tener uno apego al poder ni al dinero. No quiero ser caudillo, menos cacique», afirma el gobernante.