Es muy difícil calcular cuántos vendedores ambulantes trabajan en las principales esquinas del Gran Santo Domingo (GSD) aunque no sería exagerado decir que en algunas de ellas laboran de manera informal más hombres y mujeres que en muchas medianas y pequeñas empresa del país.

Muchas de las esquinas más importantes del Distrito Nacional y de la provincia Santo Domingo por años han sido invadidas por los que se denominan “hombres serios” o “padres de familias” que se ganan la vida con el comercio informal debido al desempleo y las limitaciones económicas que sufren miles de las familias en República Dominicana.



Ahora bien, a pesar de los inconvenientes que crean estos individuos, por la violación a las leyes de tránsito y municipales que representa esta acción, las autoridades no se dan por enterado y cada año que pasa el problema, más que solucionarse parece empeorar.

Señala Jorge González en EL NACIONAL, que como chacales sobre sus presas se lanzan los vendedores ambulantes sobre los choferes y conductores que transitan por las principales esquinas creando por momentos un verdadero desorden en el entorno y dificultando el avance de los vehículos cuando el semáforo cambia del rojo al verde. Esta imagen fue tomada en la intersección de las avenidas 27 de Febrero e Isabel Aguiar.



Como chacales sobre sus presas se lanzan los vendedores ambulantes sobre los choferes y conductores que transitan por las principales esquinas creando por momentos un verdadero desorden en el entorno y dificultando el avance de los vehículos cuando el semáforo cambia del rojo al verde. Esta imagen fue tomada en la intersección de las avenidas 27 de Febrero e Isabel Aguiar./Foto Jorge González
Otro punto a tomar en cuenta, y que quizás es lo que más llama la atención es que la mayor cantidad de estos vendedores son haitianos, sin importar si están de manera legal, o indocumentados. Pero en caso de ser indocumentados cómo es que pueden operar con tanta libertad en la ciudad.

Gracias al crecimiento económico del país, el comercio informal representa una actividad económica accesible por la poca inversión que se necesita para emprenderlo, y las pocas regulaciones de parte de las alcaldías para operarlos en plena ciudad, siendo capaz de dotar de los medios de subsistencia a quien la lleva a cabo.

La informalidad y las faltas de controles se están convirtiendo en uno de los problemas más preocupantes en una sociedad que intenta abrirse paso hacia un desarrollo real y sostenible donde el respeto al ciudadano y al medio ambiente sean la base de una nueva ciudad.


En la avenida Charles de Gaulle con Héctor J. Díaz en Santo Domingo Norte la situación no es distintas.
Los vendedores ayudados por los taponamientos muy comunes en la ciudad aprovechan sobre todo el cambio de luz de los semáforos para en esos 35 a 45 segundos ofertar sus productos y hacer una venta. Hay que destacar que ellos se ganan la vida de esta forma y los conductores y pasajeros de vehículos son sus clientes.

El problema

Los vendedores informales sin importar sin son estáticos o en movimiento se han convertido en un grave problema para las autoridades, los ciudadanos y los comercios establecidos legalmente, ya que estos venden sin necesidad de pagar ningún tipo de impuestos, ni permisos, pero además contaminan al tirar basura en las calles y al hacer sus necesidades en cualquier lugar.

También algunas veces obstaculizan la señalización, se mueven entre los vehículos en movimiento, creando no solo contaminación visual o mala imagen urbana, sino también convirtiéndose en un peligro para los conductores y para ellos mismos.

Los vendedores que usan los espacios públicos, aparte de adueñarse de ellos los transforman, generando situaciones de obstrucción, desorden, suciedad, informalidad y además son una competencia desleal con el comercio formal.
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