Los sueños eróticos pueden llegar a producir erecciones, pero las que experimentan los hombres de forma habitual por la mañana y, sobre todo, por la noche no guardan una relación directa con sus fantasías nocturnas. Se trata, simple y llanamente, de un mecanismo fisiológico.
Así lo confirma Manuel Girón de Francisco, del Servicio de Urología del Hospital La Paz, de Madrid: “En principio, es indicativo de que el sistema de erección está conservado, aunque el hecho de que no aparezcan, incluso durante una temporada, no quiere decir que haya disfunción”. Pero si no se producen nunca es posible que exista un problema de impotencia o disfunción eréctil de origen vascular.
Tal y como confirma Enrique Lledó García, responsable de la Unidad de Andrología y Cirugía Reconstructiva Uretral y Genital Masculina del Servicio de Urología del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, la existencia o no de este tipo de erecciones sirve para afinar el diagnóstico. “Muchas veces, cuando un paciente joven y sin problemas de salud acude a consulta por problemas de rigidez del pene en sus relaciones sexuales, le preguntamos si tiene erecciones nocturnas”.
Si la respuesta es afirmativa, los facultativos disponen de una prueba adicional de que podría tratarse de una disfunción eréctil de origen psicógeno (por problemas de estrés o por ansiedad anticipatoria, entre otros motivos), que se puede tratar eficazmente con psicoterapia.
Un sistema de oxigenación
El pene contiene dos cámaras llamadas cuerpos cavernosos, que discurren a lo largo del órgano. Un tejido esponjoso -que contiene músculo liso, venas y arterias- rellena ambas cámaras.
Las erecciones nocturnas se producen principalmente durante la fase REM del sueño y son, en palabras de Lledó, “un mecanismo para la buena oxigenación y vascularización de los cuerpos cavernosos”.