El presidente de Bolivia, Luis Arce, denunció el miércoles un intento de golpe de Estado y juramentó una nueva cúpula militar, lo cual provocó el repliegue de fuerzas al mando del destituido jefe del ejército que intentaron irrumpir en el palacio presidencial.
Tropas militares y tanquetas se desplegaron en la tarde del miércoles en la plaza frente a la sede del gobierno boliviano en La Paz, e intentaron tumbar una puerta metálica del palacio presidencial, constataron periodistas de la AFP.
El destituido general Juan José Zúñiga, comandante del Ejército, ingresó seguidamente al palacio y tras algunos minutos salió caminando, según imágenes de la televisión boliviana.
Poco después, Arce convocó a los bolivianos a movilizarse «en contra del golpe de Estado», y tomó juramento a los nuevos comandantes en el mismo palacio presidencial, de acuerdo con una transmisión en vivo por televisión.
Las tropas al mando del destituido jefe del ejército se retiraron de la plaza tras varias horas de movilización.
Arce se mostró victorioso. «Nadie nos puede quitar la democracia que hemos ganado (…) Estamos seguros nosotros vamos a seguir y vamos a seguir trabajando», señaló desde un balcón del palacio de gobierno frente a cientos de seguidores.
Zúñiga, el general sublevado que busca impedir el regreso del expresidente Evo Morales al poder en 2025, aseguró que los militares pretenden «reestructurar la democracia» en Bolivia y exigió la liberación de opositores presos.
«Las Fuerzas Armadas pretenden reestructurar la democracia, que sea una verdadera democracia. No de unos cuantos, no de unos dueños que ya tienen 30, 40 años manejando el país», dijo en las afueras de la sede presidencial, rodeado de soldados y unas ocho tanquetas militares.
Evo Morales, rival de Arce dentro del partido oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) que busca regresar al poder el año próximo, denunció un «golpe de Estado».
«Convocamos a una movilización nacional para defender la Democracia frente al golpe de Estado que se gesta a la cabeza» del general Zúñiga, añadió.
– «Quebramiento del orden» –
Desde el martes circulaban rumores sobre la probable destitución del jefe del Ejército, en el cargo desde noviembre de 2022, y quien se opone tajantemente a que Morales, exaliado de Arce, vuelva al poder.
En una entrevista el lunes con un canal de televisión, Zúñiga aseguró que detendría a Morales si insiste en postularse a la presidencia en 2025, pese a que fue inhabilitado por la justicia electoral.
«Legalmente está inhabilitado, ese señor no puede volver a ser más presidente de este país», dijo Zúñiga.
Morales, primer presidente indígena de Bolivia, promovió reformas constitucionales para poder gobernar durante tres mandatos consecutivos, de 2006 a 2019.
Aunque perdió un referéndum en 2016 para poder presentarse a las elecciones cuantas veces quisiera, se aferró al poder, y finalmente se vio forzado a renunciar en medio de un estallido social, tras ser acusado de fraude electoral para obtener un cuarto mandato.
Hace seis meses el Tribunal Constitucional inhabilitó a Morales como candidato presidencial para la contienda de 2025, aduciendo que la reelección indefinida no es un «derecho humano», como había señalado en otra sentencia de 2017.
Pero Morales busca no obstante este año la nominación a la presidencia en representación del MAS, mientras que Arce, en el poder desde 2020, no se ha pronunciado sobre si buscará la reelección.
Estados Unidos llamó «a la calma» en Bolivia y «está siguiendo de cerca la situación», declaró a la AFP una portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, condenó en la red social X «cualquier forma de golpe de Estado» en Bolivia.
La Organización de Estados Americanos (OEA) dijo por su lado que «no tolerará ninguna forma de quebrantamiento del orden constitucional» en Bolivia.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, salió de inmediato a denunciar un «golpe de Estado». «Presidente Lucho Arce convoque al pueblo, solo el pueblo salva al pueblo. ¡Alerta Bolivia!”, afirmó.