La procuradora general de la República, Miriam Germán Brito, aseguró que se caracterizó por dejar actuar a cada procurador fiscal en el ámbito de su jurisdicción, aunque admitió que tuvo diferencias con algunos, en choques que finalmente concluyeron con acuerdos «respecto de algunas» de esas diferencias, y «no llegando» a conciliación «respecto de otras».

La procuradora general, que pondrá su cargo a disposición del presidente Abinader el 16 de agosto, aseveró que entiende que la visión que tiene de la forma de conducir su gestión no es compartida por muchos, pero lo que no podía permitirse «claudicar ante la presión de sectores que entienden que la justicia es un juego de intereses individuales y no una vocación sagrada».



«No es apegado a la verdad decir que no tuve serias diferencias en muchas ocasiones con mis pares, alcanzando consenso respecto de algunas y no llegando a acuerdos respecto de otras», dijo.

Agregó que respetó la sabia autoridad de cada fiscal en su ámbito solo interviniendo «cuando fue necesario definir directrices claras para garantizar la protección de los derechos de poblaciones en mayor riesgo de vulnerabilidad, o para unificar criterios en la persecución penal de ciertos delitos».



La transparencia fue lo más difícil

Miriam Germán Brito admitió que por «conductas enraizadas», la transparencia «fue más difícil de lo que esperaba» en su gestión de cuatro años como máxima representante del Ministerio Público.

En la rendición de sus memorias, correspondientes a los cuatro años de su gestión, Germán Brito afirmó que la concluye satisfecha.

La también exjueza de la Suprema Corte de Justicia presentó su rendición de cuenta en una concurrida actividad en el hotel Continental, a la que asistieron legisladores, miembros de la judicatura y otros representantes del Ministerio Público.