El presidente Joe Biden, de 81 años, explicó este miércoles a los estadounidenses que renunció a un segundo mandato por «la defensa de la democracia» y para pasar el testigo a «voces jóvenes», en un discurso a la nación desde el despacho oval.
«La defensa de la democracia es más importante que cualquier cargo», afirmó solemnemente tras renunciar a la carrera electoral el domingo en una carta publicada en la red social X.
Cedía así a semanas de presiones de su propio Partido Demócrata que dudaba de su capacidad tras el calamitoso desempeño que tuvo en un debate contra el que era su rival, el republicano Donald Trump.
Para «unir» al partido, el dirigente dijo que dejaba paso a las nuevas generaciones.
«Hay un tiempo y un lugar para largos años de experiencia en la vida pública. También hay un tiempo y un lugar para voces nuevas, voces frescas, sí, voces jóvenes», sostuvo.
Esa voz se llama Kamala Harris, una mujer «fuerte» y «competente», según él, que defenderá los colores del partido y la esencia del país.
«Estados Unidos es una idea, una idea más fuerte que cualquier ejército, más grande que cualquier océano, más poderoso que cualquier dictador o tirano», afirmó el presidente, quien prometió dedicar los seis meses de mandato que le quedan a impulsar la economía, defender las libertades individuales y los derechos civiles.
El nuevo escenario en el bando demócrata ha hecho cambiar de estrategia a Trump. «Biden ni siquiera sabe que está vivo», dijo de su sucesor. El nuevo blanco del candidato republicano es Harris, la encargada en el gobierno de gestionar la crisis migratoria.
Le puso un nuevo apodo, «Kamala la Mentirosa» y afirmó que su trabajo en la frontera ha favorecido que las localidades estadounidenses estén «asoladas». «No está capacitada para liderar», opinó.
Fue mucho más lejos sobre el derecho al aborto, defendido por Harris como uno de los temas centrales de su campaña.
«Ella quiere abortos en el octavo y noveno mes de embarazo. Eso lo ve bien, hasta el nacimiento e incluso después del nacimiento, la ejecución de un bebé», afirmó el magnate de 78 años sobre la vicepresidenta, a la que considera una «lunática radical de izquierda».
Harris tiene menos de cuatro meses para convencer a los estadounidenses de que la voten y se vale de su experiencia como exfiscal para atacar a Trump, condenado en mayo en un caso penal.
Este miércoles en un mitin en Indianápolis, en el centro del país, expuso su «visión de un futuro» basada en la justicia social, sanitaria y económica, «no para algunos, sino para todos».
«Creo que nos enfrentamos a una elección entre dos visiones diferentes de nuestra nación, una centrada en el futuro y la otra centrada en el pasado. Y con su apoyo, estoy luchando por el futuro de nuestra nación», afirmó la exsenadora.
Respaldada por un gran número de personalidades y congresistas demócratas, tiene casi asegurada la nominación en agosto en la convención de su partido, y se convertirá oficialmente en la candidata para las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.
Biden insiste en que todavía tiene mucho que ofrecer, como intentar alcanzar un acuerdo de paz en Oriente Medio, un sueño que muchos de sus predecesores han perseguido en vano.
El presidente, cada vez más crítico con la campaña militar de Israel en Gaza contra el grupo islamista palestino Hamás, se reunirá el jueves con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en la Casa Blanca.
Pero, señal de lo rápido que están cambiando las cosas, Netanyahu también mantendrá un encuentro por separado con Harris.