«En dos clics, la chica está con el cliente». La prostitución ha abandonado en parte la calle para alojarse en internet, un negocio muy lucrativo en un París que acoge a millones de visitantes para los Juegos Olímpicos.
«Los clientes se conectan en un sitio, eligen la categoría, el precio, la hora. Y la chica va a donde se alojan», explica Agnès (pseudónimo), investigadora de la Brigada de Represión del Proxenetismo (BRP).
El modelo se inspira en los servicios de reparto de comida a domicilio, «pero se trata de chicas», subraya la policía, que espera «mucha oferta y mucha demanda» durante París-2024.
Su jefa, la comisaria Virginie Dreesen, se interroga sobre cómo afectarán los Juegos, al carecer de precedentes de eventos de tal magnitud en esta nueva era de la prostitución en línea (80% de la actividad).
«¿Existirá la tentación de pedir un servicio sexual a domicilio, como quienes piden que les lleven la cena o los productos estupefacientes a casa?», se pregunta Dreesen, que evoca «una forma de uberización».
– «Emancipación económica» –
La prostitución, visible en las calles hasta inicios de los años 2000, se trasladó en gran parte a internet, especialmente después de la pandemia de covid-19.
De las 40.000 personas que se prostituyen en Francia, según las asociaciones, todavía se ven a prostitutas chinas en calles de París, como en el barrio de Belleville, y a transexuales brasileñas y peruanas en el bosque de Boulogne.
La inmensa mayoría de prostitutas trabaja ahora en internet. El programa Jasmine, de la oenegé Médicos del Mundo, contabilizó recientemente 46.668 anuncios en una de las páginas web especializadas más populares.
Amar Protesta (pseudónimo), de 33 años, empezó a prostituirse en la calle –un servicio contra comida– y se pasó a internet para pagar sus estudios. Para ella, es «una herramienta muy fuerte de emancipación económica».
Pero la prostitución en línea tampoco está exenta de riesgos. Desde 2019 se han realizado más de 65.000 señalamientos de clientes considerados «de riesgo» o «muy peligrosos», en una plataforma de denuncias especializada.
«Me han agredido, en particular porque me negué a una práctica sexual», dice Amar, a quien le preocupa que la denuncien cuando esté en un hotel durante los Juegos tras los llamados a señalar la explotación sexual.
– Refuerzo policial –
A pocos días de los Juegos, la vigilancia policial se recrudeció también en los bosques donde ejercen las prostitutas, cuyas furgonetas han desaparecido ante la prohibición también de aparcar, constató una periodista de la AFP.
«Estoy bajo presión. Tengo miedo constantemente. Todos los días, policías hacen controles de identidad (…) Entonces salgo menos a trabajar», abunda Hua, una mujer china que se prostituye en las calles de Belleville.
¿De dónde podrá venir la oferta durante los Juegos? Quizás de las redes de prostitución latinoamericanas, en auge desde hace años en la región de París, y del proxenetismo en los suburbios pobres de la capital francesa, según la BRP.
La fiscalía de París se interroga sobre un eventual aumento de la demanda durante los Juegos, pero apunta a las dificultades de acceso a las zonas de prostitución y a la fuerte presencia de las fuerzas de seguridad.
La llegada de potenciales clientes «con medios financieros importantes» podría impulsar las prostitutas de lujo («escorts»), aunque una fuente policial matiza que este fenómeno «será quizás muy discreto».