El traslado al Teatro Nacional Eduardo Brito de la juramentación, para un segundo mandato, del presidente Luis Abinader y la vicepresidenta Raquel Peña, conlleva más de una novedad. El número de invitados será mayor y el cambio de lugar podría dar pie a cuestionamientos sobre la legitimidad de la ceremonia.

Al acto, que históricamente se ha celebrado en el Salón de la Asamblea Nacional con las autoridades locales y extranjeras, podrán asistir convidados de los legisladores que se juramentan ese día.



Así lo informó el presidente de la Cámara Baja, Alfredo Pacheco, quien explicó que los nuevos diputados y senadores podrán llevar a un invitado cada uno.

El Salón de la asamblea tiene capacidad para 645 personas, mientras que la sala Carlos Piantini puede albergar a 1,585, más del doble.



Cada cámara juramentará por separado a los nuevos legisladores, que comenzarán su gestión el 16 de agosto, a las 8:00 de la mañana, en sus hemiciclos, luego, partirán al Teatro Nacional en varios autobuses.

El Poder Ejecutivo solicitó al Congreso trasladar al teatro este evento debido al número de invitados internacionales que asistirán. Los congresistas tienen previsto reunirse para discutir esta solicitud.

Controversia
Detalla el Diario Libre que este cambio ha generado controversia debido a que el Reglamento para la Asamblea Nacional establece que «la Asamblea Nacional siempre celebrará su reunión en el Salón de la Asamblea, salvo causas de desastres naturales o fuerza mayor».

El presidente del Senado, Ricardo de los Santos, considera que la fuerza mayor está justificada en esta ocasión.

El mismo reglamento define el concepto «fuerza mayor» como aquel «acontecimiento que no ha podido preverse o que, previsto, no ha podido evitarse».

El abogado y dirigente del partido Fuerza del Pueblo, Rafael Paz, señaló que la excepción debe justificarse en un acto administrativo y que no es suficiente con una declaración.

«Primero tiene que haber una solicitud de opinión a los órganos jurídicos correspondientes de los órganos involucrados, en este caso las consultorías jurídicas de la Cámara de Diputados, el Senado y el Poder Ejecutivo, y tiene que haber un acto de la presidencia de la Asamblea Nacional justificando la convocatoria fuera de la sede natural», argumentó.

Advirtió que, de no cumplir con estos requisitos formales, el acto de toma de posesión y de juramentación pudiera ser atacado por vicios de nulidad. «Todos los actos que se deriven de ese acto nulo correrían la misma suerte, y eso es lo que nadie quiere, yo particularmente, no quiero eso», observó.

Protocolo
En el libro «Práctica de Protocolo Ceremonial de Estado y Etiqueta Social», Carlos J. Guzmán establece los 16 pasos que, por costumbre, se sigue en el ceremonial de toma de posesión presidencial.

Primero, entran los invitados especiales al salón donde se llevará a cabo el evento. Los mandatarios invitados deben ser recibidos en el despacho del presidente del Senado por una comisión bicameral.

Otra comisión de ambas cámaras recibirá al presidente y vicepresidenta reelectos, por la puerta principal del Congreso, en este caso, el Teatro Nacional.

Luego, un batallón mixto de las Fuerzas Armadas rinde los honores de jefe de Estado, que consisten en presentación de armas, entonación del Himno Nacional y el disparo de 21 cañonazos de salva.

Después, el presidente será conducido también al despacho del presidente del Senado y desde allí invitará a sus homólogos a trasladarse a la sala donde estará reunida la Asamblea Nacional.

El presidente de la Asamblea Nacional (presidente del Senado), dará apertura a la sesión solemne, pronunciará unas palabras y tomará el juramento al nuevo presidente de la República, en este caso, al presidente reelecto.

A continuación, el presidente de la Asamblea leerá un discurso y, posteriormente, el nuevo presidente hará lo mismo.

Concluida la sesión solemne, el presidente y la vicepresidenta saldrán a la explanada frontal para recibir los mismos honores militares y se marcharán en la caravana presidencial.